La Isla del Caño oculta tras su exuberante flora las ruinas de un cementerio precolombino
El tesoro medioambiental de la Isla del Caño, en el Pacífico sur de Costa Rica, oculta tras su exuberante flora las ruinas de un cementerio precolombino hasta ahora poco explorado, pero sagrado para los indígenas.
Esta pequeña isla, reconocida por los buceadores por su fauna marina y por poseer uno de los arrecifes de coral más importantes del país centroamericano, ha revelado además que contiene piedras talladas, cerámicas y grabados usados en la antigüedad en las tumbas indígenas.
El guardacostas José Martínez dijo que en el Caño --una reserva ecológica marina--, ``hay ceibas, una especie de árbol que no es típica de la zona, pero que los indígenas sembraron porque era un árbol sagrado que ponían cerca de sus muertos''.
En la Isla del Caño no habían asentamientos indígenas, sino que éstos transportaban a sus muertos los 15 kilómetros que la separan de la tierra continental en pequeñas balsas para que sus cuerpos reposaran en este lugar sagrado.
``Los indígenas tenían la idea de que sus cuerpos debían descansar en lugares altos y alejados de los asentamientos'', explicó Martínez.
Por este motivo, los indígenas escogieron la Isla del Caño para enterrar a sus antepasados en los montículos más altos.
Entremezcladas con la vegetación aparecen piedras trabajadas que recuerdan en la forma al jaguar, ``un animal que también era sagrado para ellos'', precisó Martínez, quien resaltó que estas formas se tallaron en granito.
Entre las ruinas, muy poco exploradas por los científicos, destacan unas esferas, también de granito, de unos 1,200 años de antigüedad, que hasta el día de hoy representan un misterio arqueológico, pues se desconoce qué simbolizan ni cómo fueron transportadas hasta la isla.
``Algunos creen que son un mapa de las constelaciones, pero la verdad es que eso no se ha podido demostrar'', expresó el funcionario.
Este mismo tipo de esferas ha sido hallado en la zona sur de Costa Rica, y es uno de los objetos precolombinos más representativos e importantes del país.
``Hay algunas esferas que están partidas, eso es porque cuando llegaron los españoles se pensaba que dentro había oro, por eso las destruían'', se lamentó el guardacostas.
Martínez detalló que gran parte de las tumbas fueron saqueadas por el mismo motivo, ``como lo demuestran los agujeros en el suelo, que son una señal de que ahí hubo un sepulcro que fue levantado''. Después de la llegada de los españoles, el Caño ``fue ocupado por personas que plantaron sus cafetales o tuvieron sus granjas'', lo que dañó el cementerio indígena.
Reserva Biológica Isla del Caño
Tamaño: 300 hectáreas en tierra y 5,800 hectáreas de mar.
Distancia de San José: 311 Kilómetros
Senderos: Si.
Temporada Seca: Enero a Marzo
La reserva biológica de la Isla del Caño está ubicada aproximadamente 20 kilómetros fuera de la península de Osa, al nor-este del parque nacional de Corcovado, este es un sitio de gran importancia arqueológica.
Esta isla fue usada por los habitantes pre-colombinos como cementerio y lugar sagrado, donde se puede apreciar una clara influencia Sur Americana, en ciertas esferas perfectamente redondas, hechas por los nativos de estas tierras.
La vida salvaje es escasa, consistiendo primordialmente de insectos como abejas y mariposas, también se pueden encontrar anfibios y reptiles en la isla, así como colonias de pájaros migratorios y residentesLa isla está rodeado por cinco plataformas de arrecifes de coral. Áreas para camping han sido establecidas cerca de la estación de los guarda parques, donde también se puede encontrar agua potable.
La isla está a 110 metros sobre el nivel del mar, es compuesta principalmente de playas de arena blanca, algunas de las cuales desaparecen durante la marea alta.
La mayor atracción de la isla yace debajo de la misma. La revista ha calificado esta locación como una de las mejores en el mundo, y es considerado como un lugar nuevo y diferente para explorar, con paredes desde 15 y 16 pies hasta 80 pies de profundidadLas formaciones de roca volcánica proporcionan las bases para las colonias de coral, que a su vez dan hogar a pequeños moluscos, crustáceos y un sin fin de peces increíble, pero por su estatus de reserva biológica el buceo en esta zona es regulado.
Solo se permite 10 buceadores como máximo, en cinco sitios abiertos al público. Por ley está totalmente prohibido el movimiento de cualquier objeto marino, vivo o muerto (ej, conchas, corales). Aunque las corrientes y la visibilidad son difíciles de predecir, por lo general las condiciones son excelentes. El nombre del juego aquí es TIBURÓN!, de seis a diez pies de longitud, los aletas blancas dominan el territorio, pero se pueden apreciar otros animales como tortugas, anguilas, delfines, rayas y otros escualos.
Fuente: conozcacostarica.com
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