Los planetas transpersonales son los que simbolizan las fuerzas del inconsciente colectivo, es decir, aquellas energías que sacuden la conciencia y la sociedad establecida para introducir el cambio y evitar el estancamiento en la repetición mecánica, pero segura y estable, representada por Saturno. Urano es el correlato astrológico de la Mente Colectiva, de las ideas que recorren una estructura social determinada y le insuflan aires nuevos a todo lo que permanece siempre igual; Neptuno habla del Sentimiento Colectivo, es decir, de aquellas maneras de sentir y de hacer arte que serpean en la sociedad para voltearle el corazón; en tanto que Plutón se refiere a la fuerza bruta de la naturaleza que no puede contenerse en diques impuestos en aras del bienestar y de la seguridad, el tabú, el incesto, la Emoción primordial despojada de todo matiz civilizado. Sin embargo, la vida corriente en nuestro mundo necesita de un andamiaje que le permita anclarse y dar soporte a todo ese cúmulo de experiencias colectivas que de cuando en cuando socavan la conciencia universal, y ese amdamiaje procede de Saturno, el tamiz, el filtro a través del cual las Ideas, Sentimientos y Emociones Primitivas penetran en la sociedad y la hacen evolucionar. Sin ese filtro, que puede llamarse también Consciencia, el ser humano y las sociedades se verían abrumados por todo un mar arquetípico que nos representa, en nuestra más pura naturaleza, a cada uno de nosotros.
Por otra parte, sin la mediación de Saturno, sería imposible cristalizar en nuestro mundo conocido y civilizado las corrientes que brotan de la fuente divina para irrumpir en la conciencia de todos. Jung decía que una idea revolucionaria, innovadora, necesita un periodo de aproximadamente 80 años para asentarse de manera más o menos definitiva en la sociedad, porque el sentido común, la ley y la autoridad representadas por Saturno necesitan ese tiempo para hacer suya, sin conflictos y sin problemas, esa nueva idea. La idea nace, pero el grupo social se rebela, porque esa idea contraviene de manera evidente los principios establecidos, pero tras un periodo de tiempo, esa idea ya se ha hecho un hueco, ha sido comprendida por la razón, otro de los atributos de Saturno. Curiosamente, el ciclo de Urano, la Idea Colectiva, comprende 84 años, aunque Jung, claro está, desconocía este detalle...
Las personas que tienen aspectos importantes en su carta natal entre Saturno y los planetas transpersonales son, de algún modo, canales a través del cual la novedad puede imponerse en la sociedad. Alguien que tenga el Sol en conjunción con Urano, por ejemplo, se caracteriza por hacer de su vida un cúmulo de excentricidades, que no soporta la atadura de Saturno y que necesita introducir en su existencia el camnbio para no sentirse ahogado por aquello que siempre es lo mismo. Sin embargo, la conjunción Urano Saturno no se conforma con ir contracorriente, sino que debe hacer algo con todas aquellas ideas que capta del inconsciente colectivo, y darles forma para que la sociedad pueda beneficiarse de ello.
Sol Urano es un reformador de su propia vida y del entorno que le rodea, mientras que Saturno Urano es un reformador social, un medium entre lo colectivo y lo individual. Este puede ser uno de los motivos de que muchas personas con contactos entre Saturno y los transpersonales hayan tenido una infancia un tanto peculiar, en la que se les consideraba bichos raros y no solían ser bien vistos por el grupo de compañeros, sobre todo si esos contactos son cuadraturas, oposiciones o conjunciones, como es el caso propuesto. Si la conjunción Urano Saturno se da en Tauro, por citar un caso, la persona será portadora de un hervidero de ideas caracterizador de toda una generación, cuya clave estará en introducir cambios en la forma de disfrutar de la vida, de los placeres, de los valores sociales, es decir, de aquellos valores que la sociedad considera básicos para cimentar una "buena salud erótica y sensual".
A un nivel más profundo y personal, una conjunción Urano Saturno en Tauro puede plantear algún que otro problema para el nativo. Saturno en Tauro tiene miedo de perder la estabilidad material, se agarra a la materia porque tiene un miedo inconsciente de perder aquello que le permita desenvolverse físicamente en el mundo. Es lógico que este es un miedo universal, pero en estos casos, los nacidos bajo el tránsito de Saturno en Tauro participan de la necesidad de afianzar la vida sobre bases reales, y esas bases reales suelen ser la posesión de un buen trabajo que dé sueldo fijo, una casa en propiedad, una esposa que espere en casa... aunque el logro de estas necesidades dependerá en buena medida de la configuración de la carta natal.
Por tanto, y dado que uno de los significados de Saturno alude a la figura paterna, se impone en un grupo generacional relativamente amplio la necesidad de incorporar la estabilidad como base para el desarrollo social, para el intercambio y el reconocimiento a nivel social y público, en suma, para su valoración ante los ojos de los demás. Pero Urano es impredecible, todo lo contrario que Saturno. La tensión psicológica que puede experimentar una persona con una conjunción Urano Saturno es evidentemente importante, aunque en parte poco puede hacer para contrarrestarla, debido a la necesidad saturnina de controlarlo todo y a la tendencia uraniana de desbaratarlo todo. La persona, la conciencia, tiende polarizarse porque le cuesta unificar (bien y mal, justicia e injusticia) y, por lo general, toma partido por uno de los elementos implicados en un aspecto astrológico.
Normalmente toma partido por Saturno y no reconoce a Urano, por lo que se verá expuesta a los envites del cambio, a la inestabilidad, porque Urano en Tauro significa revolución en los valores, pero ambién la concienciación de que los valores se tienen que caer de cuando en cuando. De esta forma, una persona con esta conjunción suele pasar importantes crisis a nivel material, pérdidas económicas, porque no acepta, por su lado saturnino, que el cambio pueda dirigir su existencia. Aunque también puede ser que opte por Urano, y desprecie a Saturno, y no le dé importancia al dinero y sea protagonista de escenas poco gratas en una fiesta gozando a su manera de los placeres eróticos. Todo dependerá del resto de la carta, pero estas personas suelen moverse en estos polos,porque su función vital y de autorrealización es la de comprender que el cambio va anejo a su discurrir por la vida. No obstante, este aspecto suele producir temperamentos irritables y poco dados a cooperar y a aceptar el principio de la renovación (en función, insisto, del resto del tema).
Tauro puede ser muy cruel cuando no se respetan sus necesidades. Si recordamos el mito de Urano y Saturno, este último castró a su padre para evitar que aquel, horrorizado por la imperfección de sus hijos con Gaia, siguiese devorando a su progenie. Uno de los resultados de dicha castración fue el nacimiento de Venus. Es decir, la armonía, la cooperación, el tacto, la diplomacia. Esta es, sin duda, una de las mejores armas que tiene un aspecto Urano Saturno para introducir sus ideas renovadoras en la sociedad y para aceptar que esa misma renovación que quiere para los demás ha de formar parte, asímismo, de su propia esencia.
Fuente: Astrología Psicológica
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