martes, 14 de julio de 2009

Vincent Van Gogh (1853-1890): su vida

Fachada del Hospital de San Remy
(1889)
Óleo sobre lienzo
The Armand Hammer Collection
Patio del Hospital de Arles
(Abril, 1889)
Acuarela
Óleo sobre lienzo, 73 x 92
Colección Oscar Reinhart
Wintertur (Suiza)

Sala del Hospital de Arles
Autorretrato con oreja vendada
(con pipa)
(Enero 1889)

Óleo sobre lienzos, 51.0 x 45.0 cm
Colección Privada

Autorretrato con oreja vendada
(con fondo de dibujo japonés)
(Enero 1889)

Óleo sobre lienzo, 60 x 49 cm
Courtauld Institute Galleries
Londres (Inlaterra)


En enero de 1889, después de 14 días de ingreso en el manicomio de Arles, Van Gogh pinta dos autorretratos "con la oreja vendada". En ellos, aparece con un aparatoso vendaje que le cubre la herida que él mismo se produjo al automutilarse y cortarse su oreja derecha con una navaja de afeitar.

Conocemos bastante bien cómo sucedieron los hechos, el 23 de diciembre de 1888, a través de la narración del pintor Paul Gauguin (a quien Van Gogh había invitado a compartir su casa de Arles) y de noticias en periódicos de la época.

"¡Dios mío, qué día! Al atardecer, tras un parvo refrigerio, salí a dar una vuelta. Había casi cruzado la plaza de Victor Hugo cuando escuché tras de mí el sonido familiar de unos pasos, rápidos pero irregulares. Me volví justo en el momento en que Vincent se abalanzaba, con una navaja de afeitar abierta en la mano. La expresión de mi mirada debió ser terrible, pues paré, y bajando la cabeza corrió en dirección a la casa... Alquilé una habitación en el hotel más próximo y pasé allí la noche, donde, lógicamente tenso, tardé en dormirme. Me desperté a las siete y media... encontré un grupo de gente a la puerta de la casa, con varios guardias, y el comisario." "Resulta que Van Gogh, al regresar a casa, inmediatamente se cortó la oreja. Debió tardar bastante en controlar la hemorragia, pues, al día siguiente hallamos varias toallas ensangrentadas por el suelo de las dos habitaciones inferiores. Al encontrarse mejor, con una boina vasca bien ladeada marchó a una casa en la que se puede lograr un encuentro casual, y le dio a la portera la oreja, cuidadosamente lavada y metida en un sobre. "Aquí hay, dijo, un recuerdo mío". Regresó a la casa, se metió en la cama y se durmió... Yacía en el lecho, enteramente cubierto por las mantas, encogido como, un rosco; parecía sin vida. Suave, muy suavemente, toqué su cuerpo, le noté con vida... En voz muy baja le dije al comisario: Por favor, despierte con cuidado a este hombre, y si pregunta por mí diga que me he marchado a París; el verme puede resultar fatal....."

Paul Gauguin

La policía lleva a Van Gogh al hospital de Arles, donde es atendido por el Dr. Félix Rey, quien hace gala de un optimismo injustificado y califica de "pasajera" la "sobreexcitación" del pintor, por lo que le da el alta el día 7 de enero. El propio Van Gogh le escribe a su hermano Theo que "las intolerables alucinaciones han cesado, a fuerza de tomar bromuro de potasio".

El 9 de febrero debe ingresar de nuevo, tras irrumpir en una casa (cuya dueña se desmaya del susto), presa de ideas delirantes de ser envenenado.



De nuevo, el Dr. Rey es optimista con el enfermo, y es dado de alta en poco tiempo. El alcalde de Arles, recibe una carta firmada por 80 vecinos que solicitan la reclusión de Van Gogh, al que consideran un peligro público. La policía precinta su casa y le interna en el hospital contra su voluntad. Durante su estancia, continua pintando lo que ve, como La sala del hospital de Arles o El patio del hospital de Arles . Al encontrarse ausente el Dr. Rey, su estancia se prolonga hasta primeros de mayo, cuando su amigo Signac logra su alta, al ofrecerse a vivir con él en "la casa amarilla".

Al comprobar su "desvarío", Signac le sugiere que regrese al hospital.

En abril, Van Gogh había solicitado su ingreso voluntario en el manicomio de Saint Paul de Mausole, cerca de San Remy de Provence, a 27 km de Arles. El 8 de mayo, a los 37 años, Van Gogh ingresa en San Remy, donde permanecerá casi un año. Allí gozará de un régimen especial, disponiendo de una habitación dormitorio y un estudio-taller. Se le permite pintar en el campo, acompañado de algún vigilante. De esta etapa son muchos de sus cuadros más conocidos, inspirados en los cipreses, olivos, almendros en flor y campos de trigo que rodeaban el hospital, o en los lirios que crecían junto al camino que conducía a la casa del Dr. Gachet.

Al salir de San Remy, en mayo de 1890, marcha a París, para visitar a su hermano Theo y conocer a su cuñada y su sobrino.

Vincent no desea "la vida ficticia de artista en París", y se traslada a Auvers sur Oise, donde vive su médico, el Dr. Paul Ferdinad Gachet, con la esperanza de poder pintar y ser atendido en caso necesario.

El Dr. Gachet era un médico de 72 años, singular y excéntrico, amigo de algunos impresionistas (Pisarro, Renoir, Monet,…) y, también, pintor y excelente grabador. De él opinaba Van Gogh que "me parece que está tan chiflado como yo". El Retrato del Dr. Gachet es considerado por muchos el mejor retrato de Van Gogh. Existe un dibujo preparatorio del cuadro.

Gachet era viudo y vivía - en una hermosa casa en la cumbre de Auvers - con su hija Margarita, también retratada por Van Gogh, y otro hijo. Al doctor le gustaba pasear por el pueblo con una cabra ("Enriqueta") tocado con una gorra de oficial, recuerdo de su pasado de médico militar durante el sitio de París.

Aunque el Dr. Gachet tenía una gran opinión de Van Gogh como pintor, fue una mala decisión confiarle su cuidado, pues sólo residía en el pueblo tres día por semana y, no siendo especialista en enfermedades mentales, atribuía su desequilibrio al efecto "de la luz del Sur, demasiado intensa para su constitución norteña" así como a una cierta "intoxicación por el aguarrás".

Van Gogh no abandona la bebida, inducido por su amistad con una panda de jovenzuelos juerguistas, que acaban asustándose en una de las explosiones de agresividad del pintor. También discute con Gachet, por un motivo tan inocente como no haberle puesto un marco a uno de los cuadros que le había regalado.

Abatido por su total dependencia económica de su hermano Theo - quien tiene graves problemas de dinero debido a dificultades en su empleo, a la enfermedad de su hijo y a su propia enfermedad (morirá seis meses después que Vincent) -, Van Gogh se sume en un profundo abatimiento que le conducirá a pegarse un tiro junto al corazón con un revólver que le había prestado su posadero para espantar los cuervos que aparecen en uno de sus últimos cuadros. Era el 27 de julio de 1890. Todavía tardará dos días más en morir. Junto a su cabecera, le acompañará su inseparable y abnegado hermano, Theo.

Bibliografía:

  • Vallejo Nájera, Juan Antonio. Locos Egregios. Edit. Dossat (17º ed); Madrid, 1986: p. 262-287.
  • Walther, Ingo F. Van Goch: Visión y Realidad. Edit. Beneditk Taschen Verlag GmbH; Greven (Alemania), 1993.

Fuente: Fisterra.com

Ver:
Van Gogh Museum

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