lunes, 30 de marzo de 2009

URANO EN TRANSITO EN ASPECTO CON JUPITER NATAL


URANO EN TRANSITO EN ASPECTO CON JUPITER NATAL


De “Los dioses del cambio”

Howard Sasportas




No es probable que nuestra visión del mundo y nuestra filosofía de la vida sigan siendo las mismas mientras Urano en tránsito forma aspecto con nuestro Júpiter natal. Sentimos nuevas posibilidades y una exultante sensación de lo que puede reservarnos el futuro. Es posible que algunas de estas visiones se conviertan en realidad, y otras resultarán demasiado irreales o utópicas. Y sin embargo, cuando un tránsito Urano-Júpiter toca a su fin, nuestra manera de enfocar la vida no puede menos que haber cambiado considerablemente.


Los trígonos o sextiles formados por Urano en tránsito con nuestro Júpiter natal denotan con frecuencia una fase de crecimiento y expansión, en la que se nos aparecen nuevas oportunidades para avanzar. La buena suerte asume la forma de ganancias monetarias inesperadas, excelentes ofertas laborales o de negocios, amistades nuevas que nos benefician, y el descubrimiento de intereses o de visiones del mundo que dan más significado a nuestra vida. También los viajes pueden ser interesantes y enriquecedores durante este período. Sería necesario considerar la carta en su totalidad, pero ya sea que nos quedemos en las inmediaciones de nuestra casa o que nos aventuremos a ir más lejos, es frecuente que los tránsitos Urano-Júpiter, cuando son armoniosos, señalen el momento adecuado para intentar cosas nuevas, correr algunos riesgos, seguir nuestras corazonadas e ir más allá de nuestros límites normales. Podemos usar constructivamente estos tránsitos si buscamos lo que hay de mejor y más elevado en nosotros, y creemos en lo que somos capaces de alcanzar. Desperdiciamos las posibilidades de los trígonos o textiles que Urano en tránsito forma con nuestro Júpiter natal si nos subestimamos, o dudamos de nuestra capacidad de lograr lo que de hecho está a nuestro alcance.


Si en su tránsito, Urano forma una conjunción o un aspecto difícil con el Júpiter natal, esto también indica la posibilidad de expansión y cambio, pero puede haber más problemas y dificultades que con el trígono o el sextil. La inquietud intelectual no es rara en esta época, y quizá sintamos la necesidad de desafiar o de liberarnos de cualquier tipo de filosofía restrictiva que nos limite y que, en nuestro sentir, esté frenando nuestro avance. Se trata de un aspecto sumamente iconoclasta, y si nos hallamos en este estado anímico puede suceder que estemos dispuestos a precipitarnos en cualquier cosa que nos prometa riquezas o realizaciones inmediatas, o a rendir homenaje a quien nos parece que nos ofrece la clave del significado de la existencia. Urano activa el impulso jupiteriano de expandirse y de empeñarse en sacar más de la vida, pero las oportunidades que ofrecen los tránsitos difíciles pueden ser demasiado extremas, poco de fiar o dudosas. Alguien nos hace una oferta nueva e interesante, que pocas semanas después va al fracaso, pero antes de haber tenido tiempo de deprimirnos por ello ya asoma en el horizonte una nueva aventura, quizás igualmente dudosa. Sin tener en consideración la totalidad de la carta, no es fácil predecir el resultado de estos tránsitos.


Sin embargo, deberíamos cuidarnos de precipitarnos en nada con demasiada temeridad o de forma impulsiva. Digamos que hacemos planes para iniciar un negocio nuevo, con la convicción de que eso nos cambiará la vida y nos proporcionará todo aquello con lo que siempre hemos soñado. Es probable que en esta visión haya algunos elementos valiosos, pero sin saber cómo, la llevamos demasiado lejos. Apuntamos muy de prisa, y más lejos o más alto de lo que deberíamos. Sin sofocar totalmente nuestra fe ni nuestra imaginación durante este período, nos haría bien tomarnos el tiempo necesario para escuchar los consejos o sugerencias de amigos de confianza, que pueden ayudarnos a tener una perspectiva más clara o más equilibrada.


Lo mismo que sucede en el caso de los trígonos o sextiles que Urano en tránsito forma con el Júpiter natal, también nuestra filosofía de la vida puede cambiar radicalmente bajo la influencia de la conjunción, la cuadratura o la oposición por tránsito. En general, son buenos momentos para emprender algún tipo de estudios que amplíen y enriquezcan nuestra visión. Sin embargo, con los tránsitos difíciles podemos vernos atraídos hacia sectas religiosas extremas o cultos fuera de lo común, que tiendan a adueñarse de toda nuestra existencia. Cuando Urano en tránsito está en aspecto con el Júpiter natal, es difícil hace nada a medias: lo abandonamos todo para irnos a la India, o perdemos el sentido de los límites y creemos haber hallado la respuesta para too y para todos. Algunas de nuestras ideas y creencias nuevas pueden ser válidas, pero las llevamos demasiado lejos. La intensidad con que nos adherimos a nuestras creencias o con que las promovemos puede desarmar a otras personas que naturalmente se echarán atrás, pensando que estamos totalmente desequilibrados. Si es posible, la fuerza de los tránsitos debería ser atemperada por cierta restricción y un poco de sentido común; si no, es probable que descubramos que hemos orientado mal nuestro entusiasmo, y que nuestra dedicación no ha dado en el blanco.


Cuando Urano en tránsito forma una conjunción, una cuadratura o una oposición con el Júpiter natal, también puede movernos a viajar, aunque no debemos esperar que los planes dispuestos de antemano funcionen tal como lo habíamos planeado: es posible que nos esté reservada una experiencia interesante, pero en realidad puede suceder cualquier cosa. Viajar durante este período será una inspiración y seguramente nos veremos atraídos a lugares insólitos y fuera de los “caminos trillados”; de cualquier manera, al volver ya no seremos la misma persona… si es que volvemos.

Lara Fabian - Tango





Lara Crokaert, más conocida como Lara Fabian nació el 9 de enero de 1970 en Etterbeek, Bélgica. Es una cantante internacional belgo-italiana conocida por su rango vocal y calidad artística. Canta en Italiano, Español, Francés, Inglés, Portugués, también en Alemán en 1988 al versionar el tema "Croire" ("Glaub"), aunque no domina este idioma. Ha vendido hasta la fechas más de 12 millones de copias. Se convirtió en ciudadana canadiense en 1994, ese mismo año comenzó su carrera artística en Québec

domingo, 29 de marzo de 2009

Una extraña mariposa: el penacho de cinco plumas







El penacho de cinco plumas (Pterophorus pentadactylus) es una de las mariposas más extrañas y curiosas que existen. Se trata de una especie de polilla con alas de color blanco puro divididas en cinco bandas plumosas a cada lado —dos en el ala anterior y tres en la posterior—, de manera que parece tener dedos plumosos en vez de alas. No es rara verla revoloteando en los atardeceres de junio y julio en la mayor parte de Europa. La oruga mide unos 20 mm de longitud; es de color verde y peluda. Se alimenta de correhuela, e hiberna cuando es pequeña para completar su desarrollo en primavera.

Fuentes:
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Natura Curiosa

Contigo





Contigo


Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá.
Yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado con ganas de llorar…
yo no quiero vecinas con pucheros.
Yo no quiero sembrar ni compartir,
yo no quiero catorce de febrero
ni Cumpleaños Feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas,
yo no quiero que elijas mi champú.
Yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta, brindar a tu salud.
Yo no quiero domingos por la tarde,
yo no quiero columpio en el jardín.
Lo que yo quiero, corazón cobarde…
es que mueras por mi.

Y morirme contigo si te matas,
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.


Yo no quiero juntar para mañana,
nunca supe llegar a fin de mes.
Yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana… sin ganas de comer.
Yo no quiero calor de invernadero,
yo no quiero besar tu cicatriz.
Yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin ti.

No me esperes a las doce en el juzgado.
No me digas: volvamos a empezar
no yo quiero ni libre ni ocupado
ni carne ni pecado, ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber porque lo hiciste.
Yo no quiero contigo ni sin ti.
Lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mi.

Y morirme contigo si te matas,
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.


Porque amores que matan nunca mueren.

sábado, 28 de marzo de 2009

Una foto tomada en un castillo de Escocia se lleva un premio a la "más fantasmal"






Un concurso para elegir la imagen más "fantasma" celebrado estos días ha concluido con el triunfo de una fotografía tomada en 2008 en un castillo de Escocia. En dicha instantánea, tomada en mayo del año pasado, aparece un la figura de un hombre (o una mujer) asomado detrás de los barrotes de una ventana de la fortaleza de Tantallon, situada en North Berwick. Tres expertos fotógrafos han concluido, tras analizar la fotografía, "que ésta es auténtica y que no ha sido manipulada". Nada de maniquíes ni de guías turísticos que pudieran haber posado distraídamente para la posteridad de los programas de contenido paranormal.

El autor de la fotografía se llama Christopher Aitchison y fue uno de tantos visitantes del castillo. "Yo no me di cuenta de que alguien estaba mirando por esa ventana, sólo cuando llegué a casa y miré detenidamente la imagen me di cuenta de que alguien había ahí", explica su autor a BBC.

La instantánea puede ser auténtica, en el sentido de no manipulada, lo que no implica que la figura humana que se intuye corresponda a un “fantasma”. "Algunos creen que puede ser el reflejo de la luz sobre las piedras del castillo, pero otros apuntan a que podría ser el fantasma del rey Jaime V de Escocia", cuenta Aitchison.

La fotografía en cuestión se llevó el premio a la más convincente imagen fantasmagórica en un concurso en el que se sometieron al criterio del público más de 250 instantáneas.


Fuente: Misiolandia

viernes, 27 de marzo de 2009

Un cálculo "predice" el riesgo de divorcio


El modelo matemático creado conjetura con un 94% de fiabilidad las probabilidades de que se produzca una separación


El modelo matemático creado conjetura con un 94% de fiabilidad las probabilidades de que se produzca una separación.

Según el matemático inglés James Murray el amor puede medirse a través de la matemática. El hombre creó una fórmula que evalúa los riesgos de que un matrimonio acabe en divorcio, según publicó el diario The Telegraph.

Murray es profesor de la Universidad de Oxford y acaba de presentar ante la Royal Society de Londres un modelo matemático que, según sus creadores, predice con un 94% de fiabilidad las probabilidades de que se produzca un divorcio.

El diario 20minutos.es publicó que el estudio realizado se basa en la grabación de las conversaciones de unas 700 parejas recién casadas a las que se sometía a diversas preguntas sobre temas controvertidos como dinero, sexo y familia política.

El profesor Murray y sus colaboradores puntuaron de forma positiva las respuestas en tono distendido y con sentido del humor. Por el contrario, valoraron negativamente aquéllas en las que se mostraban señales de enfado o de desprecio.

Dichas puntuaciones se utilizaron para identificar los distintos tipos de parejas y predecir las posibilidades de supervivencia de su matrimonio a posibles crisis. Luego se desarrolló un seguimiento de los matrimonios -en intervalos de uno o dos años durante un total de doce- y tras ello, los matemáticos confirmaron la "sorprendente exactitud" del modelo de predicción.

Así es que Murray se mostró ante la Royal Society "completamente asombrado de que las emociones humanas puedan trasponerse a un modelo matemático con un índice de predicción tan elevado".

Fuente: Infobae




Will true love last? Mathematical model may provide the answer.


Couples wondering if true love will last could find out if they are a match made in heaven by subjecting themselves to a mathematical test.


A professor and his team have perfected a model whereby they can calculate whether the relationship will succeed.

It a study of 700 couples, Professor James Murray, a maths expert at Oxford University, predicted the divorce rate with 94 per cent accuracy.


His calculations were based on the simplest of things - a 15-minute conversation between a couple.

They were asked to sit opposite each other in a room on their own and asked to talk about a contentious issue, such as money, sex, or relations with the in-laws.

Each couple was told to talk about the same topic - one which they have been at loggerheads for some time - for the whole 15 minutes.

Prof Murray and his colleagues recorded the conversation and awarded the husband and wife positive or negative points depending on what was said. The points range from plus four to minus four.

The partner who showed affection, humour or happiness as they talked was given the maximum points, while those who displayed contempt or belligerence received the minimum.

Prof Murray, a Fellow of The Royal Society, said contempt was deemed more destructive than disgust, sadness or anger.

He said the scores of the wife and the husband were fed into the mathematical model and plotted onto a graph.

The point at which the two lines meet illustrated the marriage's chances of success or failure.

"I am still absolutely amazed that human emotions can be put into a mathematical model and that a prediction can be made," he said.

"What astonished me was that a discussion, sometimes highly charged and emotional, could so easily and usefully be encapsulated in what is actually a simple model of a couple's interaction.

"It is not so much of an equation, it is trying to assess and quantify how a couple interact by giving them a scoring system.

"We take those figures and plot them on to a graph. If either the husband or the wife is consistently negative then they are going to get a divorce."

Prof Murray said married couples could be divided into five groups - two of which were stable, two which were not and another category in between.

"Marriages can be classified into only five general types, some of which are stable and others not," he said. "Depending on the group, some couples might as well get divorced right away."

The first identifiable category is the "validating" couple who are calm, intimate, who like to back each other up and share a companionable relationship. They prefer shared experience instead of individuality.

The second group are the "avoiders" couple who do their best to eschew confrontation and conflict. They only respond positively to their partner.

Prof Murray said: "The most stable relationships are those which take a more old-fashioned view and see marriage as mainly about companionship."

The "volatile" couple, who are romantic and passionate but have heated arguments are a mix of stable and unstable, but generally tend to be more unhappy than not.

The "hostile" category is when one partner does not want to talk about an issue and the other agrees, so there is no communication.

The final "hostile-detached" couple is where one is fiery and wanting to argue, while the other one is just not interested in discussing the issue.

Prof Murray, who is giving a lecture on the subject tonight at the Royal Society in London, said the original forecast of who would get divorced in his study of 700 couples was 100 per cent correct.

But, he added: "What reduced the accuracy of our predictions was those couples who we thought would stay married and unhappy actually ended up getting divorced."


Fuente: Telegraph.co.uk

jueves, 26 de marzo de 2009

Hacen concordar estrella fugaz con sus restos, por primera vez


WASHINGTON (AP) - Por primera vez, los científicos descubrieron que ciertos restos siderales encontrados en la Tierra fueron parte de un asteroide que se volvió estrella fugaz en la atmósfera terrestre: un bólido de fuego que cruzó el cielo.

El hallazgo realizado por científicos estadounidenses podría permitir dar un vistazo al pasado, cuando se formaron los planetas, y dar pistas de cómo evitar una catástrofe futura por la eventual caída de un asteroide colosal en la Tierra.

En octubre pasado, los astrónomos rastrearon un pequeño asteroide que se dirigía hacia la Tierra, pero que no representaba ningún peligro.

Los científicos lo monitorearon hasta que el asteroide se desintegró por la fricción atmosférica y se convirtió en una "estrella fugaz", algo que nunca se había hecho.

Los científicos creían que no habría quedado ningún residuo para examinarlo, pero una búsqueda esmerada realizada por decenas de estudiantes a través del remoto desierto de Sudán resultó en el descubrimiento de 4 kilogramos (8,7 libras) de piedras dentadas negras, residuos de un asteroide identificado como 2008 TC3.

Esas piedras oscuras estaban llenas de sorpresas y diamantes minúsculos, según un estudio que aparece publicado el jueves en la Nature.

"Este era un meteorito que no estaba en nuestras colecciones, un material completamente nuevo", dijo el autor principal del estudio, Peter Jenniskens, del Centro de Investigación Ames de la NASA, en California.

Durante años, los astrónomos han estado cabildeando por fondos para enviar una sonda robot hasta un asteroide, tomar una muestra y traerla a la Tierra para que los laboratorios analicen el material. Con el nuevo hallazgo, los científicos obtuvieron pedazos de un asteroide cuyo origen y aterrizaje pudo ser rastreado por los investigadores.

El asteroide, que en su mayor parte se desintegró en la atmósfera a 37 kilómetros (23 millas) sobre la tierra, es probablemente un sobrante de cuando varios pedazos de rocas no lograron convertirse en un planeta, hace aproximadamente 4.500 millones de años, dijeron los científicos.

La astrónoma de la Universidad de Maryland Lucy McFadden, que no formó parte del estudio, dijo que el descubrimiento es importante para la comprensión del sistema solar.

"Es un ejemplo bello de una fase temprana en el desarrollo de un planeta, que se detuvo", dijo a su vez el mineralogista cósmico de la NASA Michael Zolensky, coautor del estudio.

"El asunto realmente importante es entender la física de estos objetos", dijo Simon "Pete" Worden, director del Centro de Investigación Ames de la NASA y otro coautor del estudio.

Worden es promotor desde hace mucho tiempo de un programa mundial para prevenir la amenaza de asteroides y cometas en la Tierra.

Hay muchos tipos diferentes de asteroides, todos clasificados con base en el color y longitudes de onda de luz.

Este tipo de asteroide era clase F y resultó ser principalmente poroso y frágil. Según McFadden, es improbable que un asteroide de clase F represente peligro alguno a la Tierra, aun si se tratara de uno más grande, debido a su composición porosa, lo que causaría que se disgregara antes de chocar contra la Tierra.

Estaba lleno de metales, como hierro y níquel, y minerales como grafito, dijo Zolensky. Lo más interesante es que tenía "nanodiamontes", que se forman por colisiones en el espacio y presión alta. Aparecen encima de las piedras, haciéndoles relucir como geodas, dijo Zolensky antes de precisar que son diamantes realmente pequeños.

"Si las bacterias tuvieran argollas de compromiso, éstos tendrían el tamaño correcto para ellas", dijo Zolensky.


Fuente: Yahoo

miércoles, 25 de marzo de 2009

La Isla del Coco




Imágenes de la Isla del Coco

Reseña

La isla se localiza geográficamente en la coordenada promedio de 05°30’57” de Latitud Norte del Ecuador y 87°03’40” de Longitud Oeste de Greenwich. Se ubica en el océano Pacífico aproximadamente a 496 Km. al sur-oeste de cabo Blanco en Costa Rica, que corresponde a la distancia más próxima al continente. Administrativamente está constituida como el distrito 10° del cantón Puntarenas de la provincia del mismo nombre (Decreto Ejecutivo No 27 del 27 de abril de 1970).

El territorio insular fue arribado en el año 1526, por el piloto español Juan Cabezas. En 1556 ya figuraba en el planisferio de Nicolás Deslines como la isla del Coco. Según la historia desde el siglo XVII y XVIII la isla fue refugio de piratas y corsarios, donde escondieron varios tesoros.

Entre los más renombrados huéspedes se menciona al diestro pirata Edward Davis (1684) quien saqueó León de Nicaragua; a Benito Bonito (1820) y al capitán William Thompson (1821) de quien se dice haber desaparecido el tesoro de Lima, Perú. Tal es la fama de estos relatos, que la isla ha llamado la atención de buscadores de tesoros en numerosas expediciones, nacionales e internacionales; por lo que, también se le conoce como la Isla del Tesoro.

En el año 1869, el Presidente de la República don Jesús Jiménez reclamó la isla como territorio nacional y en ejecución de su mandato (Acuerdo Ejecutivo 141, 21 de agosto de 1869), el Teniente Rafael Oreamuno tomó posesión de ella y por primera vez se enarboló la bandera de Costa Rica en la isla del Coco, asimismo desde ese año se ejerce soberanía sobre la misma. Más adelante, la Constitución Política de la República, del 7 de noviembre de 1949, en el párrafo 3°, artículo 5°, cita la Isla del Coco como parte del territorio nacional.

Dentro de los hechos y personajes históricos que podrían llamar la atención está el del nombramiento de Teniente y Gobernador de la isla al Alemán Augusto Gissler en 1897, quien desde tres años antes había formalizado con el Gobierno la colonización de la isla.

La isla registra un sin número de leyendas en torno a los tesoros escondidos que de alguna manera han quedado registradas en la misma, con los vestigios de impresiones en las rocas escritas por visitantes, de aquellos que en alguna oportunidad estuvieron por ahí tras algún tesoro escondido. El mismo Gissler, “el ermitaño”, perseveró durante 17 años junto con su esposa en busca del tesoro, sin encontrarlo; además, de buscar colonizarla.

La isla del Coco posee para el país un singular valor científico, ecológico, económico y político. Por su condición de isla oceánica, genera a su alrededor un radio de 200 millas náuticas de Mar Patrimonial, que permite establecer aproximadamente, unos 290 000 km² de Zona Económica Exclusiva (ZEE); la cual, no sólo delimita la soberanía nacional costarricense con Ecuador, Colombia y la Comunidad Internacional en alta mar; sino que, le da al país acceso a una rica diversidad de especies pelágicas de pesca de gran interés comercial. Su ubicación geográfica y marina le confieren gran relevancia a nivel oceanográfico y climatológico para la investigación científica y el monitoreo ambiental, ligada a fenómenos como El Niño (ENOS) y a los efectos de la Zona de Convergencia Intertropical. Además, de ser un sitio único para el estudio de la dinámica oceanográfica y geostrófica en el océano Pacífico Oriental, dada la convergencia en la isla de siete corrientes marinas. Por otro lado, desde el punto de vista político, reafirma la soberanía nacional en la ZEE y sirve de apoyo al control y vigilancia del territorio nacional.


La isla del Coco fue constituida en Parque Nacional el 22 de junio de 1978 (Decreto Ejecutivo 8748-A). La UNESCO, el 04 de diciembre de 1997, la declaró como Sitio de Patrimonio Natural de la Humanidad; posteriormente, en mayo de 1998 fue declarada como Humedal de Importancia Internacional (Sitio RAMSAR).

El área de la isla es de 24 Km² (2 400 Ha.) y agrega una superficie marina de 972 km² de protección absoluta (97 350 Ha.). La elevación máxima es el Cerro Iglesias, con 575 msnm, localizado al suroeste.

Su origen es volcánico, además es la única parte de la Placa Tectónica de Cocos que aflora de la cadena de volcanes submarinos que se extiende desde las islas Galápagos hasta la fosa Mesoamericana en el sector sureste de Costa Rica.

El clima de la isla es tropical perhúmedo, determinado por un valor promedio de precipitación anual de 7 000 mm y una temperatura promedio anual de 27°C. Con un régimen de lluvias extremas y de manera permanente en el transcurso del año, no es apreciable estrictamente un período seco. En los meses de enero a marzo (periodo seco) y de setiembre a octubre se presenta un aumento en la precipitación; aunque pasa lloviendo la mayor parte del año. Su hábitat es pluvial premontano.

Su estructura basáltica, ante un régimen de lluvias como el mencionado, ha sido disectada para una red de drenaje considerable, manifiesto en una topografía muy irregular y de cascadas, de islas menores e islotes agrestes. La costa es muy sinuosa típica del océano Pacífico, sus acantilados tienen alturas hasta más de 183 metros. Posee una infinidad de cuevas submarinas. El mar azul turquesa es de extraordinaria transparencia.

El nombre isla del Coco o como aparece en mucha cartografía internacional Cocos, quizás se refiera no tanto a la existencia de la cosmopolita palma de frutos de coco, sino porque la isla en sí es similar a un coco, cargada de agua potable, de hecho, punto de abastecimiento de navíos a lo largo de la historia. Los ríos de mayor longitud son el río Genio que desemboca en la bahía Wafer, el río Iglesias que desemboca en la bahía Iglesias y río Chatham que desemboca en la bahía Chatham.

Dada su ubicación a una distancia considerable del continente y al no tener contacto directo con él, se le denomina isla oceánica. Por esta condición, la diversidad de especies es baja, tanto en flora como en fauna; sin embargo, protege varias especies endémicas. La especial combinación geológica, climática, oceanográfica y ecológica hacen de la isla del Coco un laboratorio natural único en el mundo. La diversidad de ecosistemas y microclimas provee numerosos nichos ecológicos, que dan soporte al alto endemismo. Con aproximadamente un 16% de especies endémicas, se considera como una de las cuatro regiones del país de mayor endemismo.

La isla es un sitio importante de reproducción de especies marinas. Constituye un Humedal Marino Costero, y lo más significativo es la protección de la zona marítima terrestre y la existencia de especies de corales y peces de gran importancia. Existe una diversidad marina: manta rayas, delfines, corales invertebrados, 27 especies registradas de tiburones; donde predominan los tiburones punta blanca (Trigenodon obesus) y negra, el azul y el tiburón martillo (Sphyrna lewinni); para muchos, el máximo atractivo de la isla, junto con el tiburón ballena (Rhincodon typus).


La isla está cubierta por un bosque siempre verde, muy denso. Presenta una vegetación exuberante con un alto endemismo. De las 235 especies de plantas que posee, 60 son endémicas (10 especies vasculares terrestres, 48 especies no vasculares y 17 especies de helechos) y 90 especies de hongos. Sobresalen tres especies endémicas: El palo de hierro (Sacaglotis holdrigen), el guarumo (Cecropia pittier) y la palma de coco (Rooselveltia frankliana).

La fauna silvestre es reducida y poco diversa. Alberga cinco especies endémicas de vertebrados: el cuclillo de coco (Coccyzus ferrugineus), el mosquerito de coco (Nezotriccus ridgwayi), el pinzón de coco (Pinaroloxias inornata), el anolis de coco (Norops towsendi), el geko (Sphaerodactilus pacificus) y un invertebrado endémico: El escorpión de coco (Opistocautus valeroi).

Además, se reportan 510 especies de moluscos, de los cuales, el 7% son endémicos; 57 especies de crustáceos; 5 especies de reptiles (2 endémicas y 3 tortugas marinas) 382 especies de insectos (64 endémicas); 97 especies de aves registradas (12 residentes, 3 endémicas y 3 en peligro de extinción); 3 arañas; más de 200 especies de peces registradas: tiburones, júreles, atunes, mantas, etc.; que incluye 5 peces de agua dulce (3 endémicas; el gobio (Sycydium cocoensis), el chupapiedra (Gobiesox fulvus) y la guabina (Eleotris picta) y 18 especies de corales.

Hace más de 200 años se introdujeron en la isla 6 especies: El cerdo feral (Sus scofra), el venado cola blanca (Odocoileus virginianus), la cabra doméstica (Capra hircus), la rata (Ratus ratus), el ratón doméstico (Mus musculus) y el gato doméstico (Felis catus), que han causado daños al hábitat natural y a las especies autóctonas.

El Área de Conservación Marina Isla del Coco (ACMIC) del Ministerio del Ambiente y Energía (MINAE), es el ente regulador de la protección de la isla; así como, el manejo y conservación. En la bahía de Wafer se ubica la Villa Beatriz (Puesto Administrativo Principal) que da albergue a voluntarios y científicos; además, sirve de vivienda permanente a los guarda parques, que pasan ahí, de 30 a 45 días laborando antes de ser relevados. En general, los visitantes deben realizar todas sus actividades tomando como base sus embarcaciones.

La isla funciona como un lugar de descanso y de refugio para algunos pescadores que se aventuran a llegar y que pescan en el área de influencia respetándose los 10 m protegidos. Cuenta con servicios de apoyo como instalaciones, senderos, duchas, agua potable, miradores, sitios de buceo, primeros auxilios y sistema de radiocomunicación, teléfono vía satélite.

En 1992 el Servicio de Parques Nacionales tomó posesión del área, desde entonces la isla cuenta con un sistema de vigilancia alrededor de la misma; en la franja marina de 15 Km. (8.3 millas) establecidos vía Decreto Ejecutivo. Sin embargo, los problemas exceden la capacidad técnica, económica y logística del parque, y es necesario coordinar con otras instituciones y la Base Naval para realizar un control efectivo de la zona marítima adyacente.

En la actualidad está prohibida la pesca (comercial y deportiva), la introducción de especies de plantas y animales exóticas, la contaminación y la alteración del medio, no se permite acampar; así como, otras actividades y prácticas ilegales, esto con base en el marco jurídico que sustenta el manejo y protección de las áreas silvestres protegidas del país, creado por Gobierno de Costa Rica y ejecutado por el personal del parque.

En la isla se dan cita una gran cantidad y variedad de embarcaciones dedicadas al transporte desde diferentes puntos del litoral pacífico costarricense. El viaje hasta ella tiene una duración de 36 horas aproximadamente a una velocidad de 9 nudos por hora. Actualmente, se desarrolla una gran actividad de turismo recreativo, naturalista y científico por la atracción que ejercen las bahías protegidas Chatham, Wafer e Iglesias, especiales para buceo submarino recreativo actividad favorita de los turistas, además de otras riquezas naturales que encierra la isla. El mayor interés de los visitantes es el recurso marino.

Existen tres bahías especiales para buceo: bahía Chatham, bahía Iglesias y la bahía Wafer. Además se puede bucear en las inmediaciones de las islas Pájara, isla Manuelita y roca Sumergida.


Fuente: Guías Costa Rica

martes, 24 de marzo de 2009

¿Existe un comienzo?


No es que el buddhismo niegue la teoría de un Dios-Creador, pero considera la hipótesis no sólo innecesaria, sino también incompatible con los hechos conocidos. Si para poder existir el mundo debió haber tenido un creador que lo antecediera, ¿cómo es que este mismo creador llegó a existir, y por medio de qué leyes estaba gobernada su naturaleza? Si tal ser fue capaz de existir sin un creador, la única razón para asumir su propia existencia es removida, porque el mundo mismo puede igualmente existir sin una causa que le anteceda. ¿Pudiera decirse entonces que el universo y el proceso de vida tuvieron algún comienzo, o estamos obligados a pensar en términos de comienzos sólo debido a las limitaciones de nuestra propia mente?

Un comienzo es un evento que tiene que suceder en un punto específico del espacio y del tiempo. No puede ocurrir en el vacío sin tiempo porque las tres condiciones del tiempo -pasado, presente y futuro- que son necesarias para que suceda cualquier evento, no pueden darse en un estado sin tiempo. Para que cualquier evento suceda, debe existir el tiempo antes de que suceda (pasado); el tiempo en que sucede (presente) y el tiempo después de que sucede (futuro). Pero el tiempo es todo él un concepto relativo: deben existir eventos sucediéndose para hacer posible que el tiempo exista, y es sólo a través de ciertos eventos sucediéndose regularmente, tales como la rotación diaria de la tierra y los cambios de estaciones, como el tiempo puede ser conocido y medido.

El acontecer de eventos necesita de la existencia de cosas. Por cosas queremos decir objetos que ocupan espacio y que por sus movimientos entre sí marcan no sólo divisiones en el tiempo, sino también áreas medibles en el espacio. Espacio y tiempo son entonces una unidad; un todo cualitativo con partes cuantitativas o relaciones. Podemos considerarlas por separado, pero no podemos adelantar ninguna declaración sobre una que no involucre en cierta manera a la otra. En una pincelada ésta es la base de la teoría de la relatividad. El conocimiento del espacio y del tiempo depende de la conciencia y de la posición sin ningún punto fijo de observación. El movimiento espacial y temporal es común tanto al observador como al objeto observado, de tal manera que lo que puede ser conocido no es una "cosa" sino simplemente una relación.

Cuando esto es comprendido se desprende que nunca pudo haber existido un comienzo –un origen que surge de la nada– del universo o del proceso de vida. Es cierto que el universo como lo conocemos se desarrolló de la materia dispersa de un universo previo, y cuando desaparezca, sus restos, a la manera de fuerzas activas, darán nacimiento, después de un tiempo, a otro universo en exactamente la misma forma. El proceso es cíclico y continuo. El complejo espacio-tiempo es curvo, y en una construcción curva de interrelaciones no puede haber un punto de origen o salida, de tal manera que en estas series de causas relacionadas es inútil buscar una Causa Primera. Tenemos la tendencia a buscar primeras causas y las pensamos necesarias sólo porque nuestras mentes están condicionadas a la relatividad temporal y espacial; la mente, por su propia naturaleza, debe operar dentro del mecanismo del cual es ella misma una parte; sólo puede tratar con relaciones. Esta es la razón por la que se dice en textos buddhistas –"no es posible descubrir el origen de los fenómenos, y no se puede encontrar el origen de los seres obstruídos por la ignorancia y entrampados por el deseo ".

De la misma forma que un universo da origen a otro a través de la energía residual que continuamente se renueva a sí misma –eso es, por medio del principio de la indestructibilidad de la materia– en esta misma forma la vida de un ser da origen a otro ser que no es el mismo en identidad y que no implica un ser inmutable, permanente. Aquello que los une es llamado en el buddhismo "kamma", o actividad volitiva; la continuación del proceso causal es llamada "samsara", o los ciclos del renacimiento; la actualidad del renacimiento y de la existencia sin ningún principio permanente de identidad o ser es llamada "anatta".

Cuando se dice que los ciclos del mundo o períodos del mundo, conocidos en el buddhismo como kappas, son de una duración inmensurable, debe ser recordado que todos los conceptos de tiempo son relativos; los medimos desde nuestra propia posición. En un contexto espacial inmensurablemente más vasto, el contexto del tiempo se alarga correpondientemente, de tal manera que eventos que cubren millones de años con nuestros cálculos, pueden ser medibles en términos de segundos. El cerebro puede enredarse con el concepto de infinitas construcciones espaciales-temporales que encajan o se impregnan entre sí interminablemente en todas direcciones, pero no está totalmente fuera de las posibilidades de la imaginación humana. Aparece con bastante frecuencia en el pensamiento buddhista; hay un número infinito (expresado convencionalmente como "diez mil", o "incalculable") de universos y treinta y un planos de existencia que tienen amplias diferencias en la medida del tiempo.

Lo que es impensable es un estado no-causal donde ni el espacio, ni el tiempo ni los eventos tienen existencia alguna. Esto tiene que ser comprendido por medio de la percepción directa, lo que significa deshacerse de las cadenas de la relatividad y de sus conceptos y procesos, y contactar dentro de uno mismo el "asankhata" o elemento incondicionado. La mente pensante, racional y discursiva, al agotar su exploración de los fenómenos y descubrir que todos ellos son impermanentes y carentes de realidad esencial, debe trascender este mecanismo, parar los impulsos generativos, y así producir la liberación final de todos los procesos. Esta liberación final es llamada Nibbana.



Artículo tomado del libro Dimensions of Buddhist Thought por Francis Story (Buddhist Publication Society, Sri Lanka, 1985). Traducción española por Marco Ornelas. Este texto fue primeramente publicado en "The Young Buddhist" Year Book de las Sociedades Budistas de la Universidad de Singapore y de El Politécnico de Singapore; 1968/1969. Traducción española con permiso del Ven. Bhikkhu Bodhi de la Buddhist Publication Society. Este material puede ser reproducido para uso personal, puede ser distribuido sólo en forma gratuita.


Fuente: librosbudistas.com

lunes, 23 de marzo de 2009

Ken Wilber: los cambios de la consciencia


"Ken wilber es un solitario, me habían dicho... Hasta entonces sólo le conocía a través de sus libros. Nos citamos en su pequeño piso de dos habitaciones en un suburbio. Ken Wilber, descalzo y con la camisa desabrochada —hacía un día cálido de verano— me ofrece un vaso de zumo y sonríe: ¡existo de verdad!.

Ken Wilber se ha criado «sin patria y sin raíces. Cuando me va mal, pienso que esa es la razón». Pero gracias a los múltiples traslados también ha aprendido a adaptarse una y otra vez a personas y situaciones diferentes, a estar abierto hacia a ellas, a tener confianza. «Cuando me va bien, también pienso que se debe a lo mismo».

Sobre sí mismo dice: «era un gamberro y también, más tarde, he tomado suficiente cerveza y me he enamorado locamente de la suficiente cantidad de mujeres como para estar completamente normal y sano». A los diez años descubrió un libro de química, después pasó los momentos más felices en los laboratorios que instalaba en los diferentes pisos de sus padres. Era un mundo de ciencias naturales, su meta la bioquímica y su vida interior de aquel entonces «un idilio de la precisión y exactitud, un baluarte de lo claro y evidente», hasta el momento en que, casualmente, en el College, dio con el Tao Te King de Lao-Tsé: "el Tao que se puede expresar con palabras, no es el Tao permanente". "El nombre que puede ser nombrado no es el nombre permanente". "Lo que no tiene nombre es el principio de todos los seres". "Lo que tiene nombre es la madre de todas las cosas".

Ese era un mundo totalmente nuevo, completamente distinto. En los meses siguientes lee introducciones al budismo y taoísmo; Wilber lo descibe como si su conciencia hubiese recuperado algo familiar perdido hacía mucho tiempo. «El viejo Lao-Tsé había tocado una cuerda en lo más hondo de mí. De pronto me desperté y me di cuenta de que mi vida anterior, mis viejas convicciones ya no significaban nada para mí. Era como una búsqueda del Grial; la cosa es que me enamoré de ideas».

Ken Wilber se ha dedicado a su amor, éste, sin embargo no carecía de problemas. Al principio, simplemente, le hacía sentirse infeliz; en palabras de buda “Dukka“ de mal humor. En todas partes había instrucciones para la vida correcta, feliz. «Si los freudianos tienen razón y un YO fuerte es la base de la salud psíquica, ¿cómo es, pues, que los budistas pueden tener razón con su reclamo de despegarse del YO?. Si los conductistas tienen razón diciendo que el condicionamento temprano es la clave de todos los problemas, ¿cómo es posible, pues, que Perls pueda afirmar que sólo tiene importancia el Aquí y Ahora ?».

Para salir del desconcierto, primeramente tenía que ordenarlo. Empezó por dividir su mapa de la conciencia en los dos niveles de lo personal y lo transpersonal, formulando la primera regla:
Puede aceptarse como posible verdad lo que una teoría sobre la personalidad dice sobre la esfera personal y lo que una teoría transpersonal dice sobre lo transpersonal, pero en los casos en los que pasan las fronteras más vale ser cauto.

Lo que Freud llama “histeria ante lo religioso“ le parece tan absurdo como el rechazo global de Freud por parte de los autores transpersonales que «se ocupan del tema, pero ignorando cosas elementales que el genio de Freud tenía que decir sobre ese campo de investigación y ven a los hombres como una mezcla de luz y dulzura, una concepción tan unilateral como la de Freud».
Pero, también dentro de estos dos enfoques había dificultades. Lo que los hindúes sabían transmitir sobre la energía kundalini no tenía relación alguna con la concepción divina del maestro Eckhart o de Jacob Boehme. Y, teniendo en cuenta la inmensa cantidad de sistemas terapeúticos occidentales, Wilber se pregunta «si todas estas escuelas realmente estudian el mismo ser humano», más bien daba la impresión de que el mundo occidental estaba poblado de cuatro o cinco razas humanas. Había el hombre agresivo, el erótico, el condicionado, el autorrealizado y el transcendental: sólo del homo sapiens no parecía hablar nadie.

Encontró una conexión entre lo personal y lo transpersonal al reflexionar sobre el miedo. Para los existencialistas, los prototipos del nivel personal, el miedo forma necesariamente parte del hombre cuando éste se da cuenta de su individualidad, y con ello de que está separado de los otros. “El infierno son los otros“, dice Sartre.

De modo muy parecido ven también los místicos el problema humano fundamental: “Dónde hay un otro hay miedo“, se lee en los Upanishad; pero van más allá de esto, para ellos hay una realidad más allá de la controversia del sí mismo y del otro, una realidad que se vive o bien como comunión de los opuestos, o bien como más allá de todos los opuestos. El que sea capaz de descubrir esta última realidad, esta soledad, donde no existe lo otro, para sí mismo, se está liberando del destino de sentirse como un yo separado, se libera del miedo.

Llegado a tal punto, Wilber, un santo muy particular, escribió en tres meses su primer libro: "El espectro de la conciencia". Después renunció a una carrera universitaria que se le brindaba, ganándose la vida con trabajos de medio tiempo. Pero él nunca se ha arrepentido de haberse decidido a llevar este tipo de vida: «He aprendido lo que ninguna universidad hubiese podido enseñarme: humildad. ¡olvida tus títulos, libros y artículos, lava platos!, y el sentido de realidad de aquello que se ocupa inmediata y concretamente con el mundo.»

Este modo de arreglarse la vida puede que sea uno de los secretos de su productividad. Aún así fue co-fundador de la revista "Revision" que hoy es el órgano oficial de la Asociación Transpersonal Internacional .

Leyó psicología evolutiva, desde Piaget, pasando por Neumann hasta Margret Mahler, y se enfrascó en textos de antropología y mitología. El concepto básico de su teoría evolutiva: la conciencia humana sigue evolucionando desde estructuras simples a estructuras más complejas. En este proceso los modelos básicos son similares en todas partes, mientras que las estructuras de superficie se modifican de individuo a individuo y de civilización a civilización. El correspondiente nivel de conciencia no emerge del nivel inferior precedente, sino que más bien se eleva desde una base de origen inconsciente, atravesando el nivel inferior.

En concreto sería así: los modernos psicológos de la evolución describen el estado de conciencia del recién nacido como una matriz no diferenciada. El individuo y el mundo aún no se han separado, no hay ni tiempo, ni espacio, ni límites. Presumiblemente fue así como vivió el hombre arcaico hasta aproximadamente 200.000 años antes de Cristo: «sin diferenciar entre su experiencia interior y la naturaleza exterior, sin pensamiento, sin lenguaje, en un tiempo antes del tiempo, sin realmente comprender la muerte, y por ello, posiblemente, sin experimentar angustia existencial: omnipotentes en su ignorancia. Este es el fondo de los mitos del jardín del Edén, del paraíso.»

Y, este paraíso, ¿sería lo mismo que la unidad en la conciencia más alta en el Atman de los hindúes, en el Tao de Lao-Tsé o en la conciencia de los místicos cristianos? ¿Será que la evolución de la conciencia humana se mueve en círculo y termina allí donde ha empezado?. La añoranza de unidad, ¿no sería pues otra cosa que la tendencia hacia la regresión, la retirada a un estadio temprano infantil como creen los psicoanalistas?.

Wilber se debatió mucho tiempo con este problema hasta que comprendió: el recién nacido vive la unión, pero de forma inconsciente. Sin embargo, la unión en el Atman o en el Tao es lo más elevado de la conciencia. La evolución iría, pues, del inconsciente, pasando por el consciente, hacia lo supraconsciente; de lo pre-personal, pasando por lo personal, hacia lo transpersonal. La conciencia transpersonal es al mismo tiempo la unión con la base de todo ser, que es inmortal. Alcanzar conscientemente esta unión es la meta de la evolución y añoranza del ser humano. El hombre se desprendde paso a paso de la unión original, ganando así conciencia e individualidad. Pero eso tiene su precio. «Los animales son mortales, pero no comprenden del todo este hecho. Los dioses son inmortales, y lo saben. El pobre hombre, sin embargo, llegó a ser una infeliz mezcla; es mortal, y lo sabe».

A partir del segundo mes de vida, el recién nacido aprende a distinguir vagamente entre él y su entorno. Aunque aún sigue unido simbióticamente a la madre. Sólo de modo muy lento se separa de ella, primero en su mundo físico y más tarde en su mundo de representaciones. Pero el hombrecito aún está en contacto con su presente inmediato, sus sentimientos están determinados por el principio de placer y son irreflexivos. Su mundo sigue siendo durante mucho tiempo “consciente y lleno de intenciones” como dice Piaget, “el yo se ha internalizado sólo de forma muy leve”.

Presumiblemente, los niños en este estadio viven el mundo como los adultos sus sueños: como una secuencia de imágenes. En un estado de ánimo mágico parecido deben haber vivido también nuestros antepasados cuando pintaban las cuevas con sus escenas de caza, si lograban dar con la imagen, también consegurían el animal real. Wilber denomina a esta fase la fantástica-emocional o mágica. En la fase siguiente, la verbal o mítica, se añade una cosa esencial: el lenguaje. El hombrecito, ahora, es capaz de recordar el pasado, anticipar el futuro y por lo tanto, adaptar su propia acción. Ya no depende totalmente de sus impulsos, sino que puede posponerlos; “yo mismo” y “no quiero” llegan a ser expresiones muy importantes. Aprende lo que Piaget llama la percepción de la realidad y Freud el proceso secundario. Pero aún no es capaz de pensar casual y lógicamente.

El paralelo en la historia de la humanidad sería el descubrimiento de la agricultura diez siglos antes de Cristo, lo cual presupone el lenguaje, saber pensar en función del tiempo, planificar y actuar en común. Con el lenguaje se desarrolla también una tradición cultural, una nueva estructura social donde se desarrollan nuevas profesiones y clases. Con esta cultura, ya sorprendentemente refinada, del valle del Nilo, se inicia también un culto a los muertos de inmensas dimensiones, las pirámides: los hombres reprimen la conciencia de la propia mortalidad con soluciones sustitutivas para la inmortalidad, con bienes, poder y pirámides; con proyectos de Atman.

La mitología de esta época revela todavía otro contexto. Al principio de la evolución existían casi exclusivamente diosas-madres. La madre ctónica, la tierra, pare, alimenta y vuelve a recibir a los muertos en sus entrañas. El punto clave de su mitología es el sacrificio sangriento ritual, al principio humano, que contiene tanto el “morir y nacer” de las estaciones como la unión de sangre y fertilidad. Y a partir de esta época también tenemos noticias de las guerras, los asesinatos son sacrificios suplentes. El odio humano es para Wilber en gran medida un producto cognitivo y conceptual.

Aproximadamente a partir del 2.500 antes de Cristo se inicia una nueva etapa: la fase mental-yoica. Su imagen es la mitología, la aparición de dioses masculinos. La lucha contra la naturaleza ya no es utópica, la gran madre ya no es la vencedora irrecusable, “se levanta la luz de la razón de Apolo”, posibilitando nuestra cultura occidental. Sin embargo, la separación definitiva de la unión inconsciente con la naturaleza, el cosmos y el cuerpo, resultó amargamente difícil y causó sentimientos de venganza hasta entonces ignorados contra la etapa precedente: “la gran madre no sólo fue trascendida, lo cual era deseable, sino reprimida, lo cual repercutió de una manera desastrosa. La mente empezó a dominar y destruir la naturaleza, despreciando su propia parte de la naturaleza, el cuerpo, el “hermano asno”.
En la evolución individual, esta es la fase en que el niño descubre su propio sexo, su propia individualidad y esto, lleva directamente al primer amor desgraciado: la niña pequeña se siente atraída por el padre, el niño por la madre, pero los dos tienen un gran rival en la figura paterna del sexo opuesto, es la fase Freudiana del complejo de Edipo. Su pena principal, es para Wilber, el sentirse marginado de las cosas importantes que los padres tienen en común, y su principal deber evolutivo es la superación de esta situación desagradable, su trascendencia al campo mental. Para Wilber, Edipo es el héroe trágico que no pudo desprenderse de lo maternal-natural.

Ahora el niño completa también el desarrollo de su superyo, es decir, introyecta las prohibiciones e ideales de su entorno, sobre todo de sus padres, desarrolla parámetros morales y se mortifica con sentimientos de culpa y vergüenza si es incapaz de cumplir esos parámetros. He aquí el ego limitado de un individuo normal de Europa central, tal como lo encontramos en la representación del primer ensayo del espectro.

La nueva etapa evolutiva tiene marcadas características patriarcales. En parte, esto le resulta evidente a Wilber: la tradicional definición de lo femenino “sensible, conservador, intuitivo, pasivo” y la correspondiente de lo masculino “racional, lógico, activo, agresivo” está tanto más acertada cuanto más se identifica el hombre con su corporeidad, y llega a ser tanto más inapropiada y equívoca cuanto más evoluciona hacia lo mental y espiritual.

El maestro Zen D.T Suzuki opinó con sorna sobre la situación en occidente: “el hombre está contra dios, la naturaleza está contra dios, y el hombre y la naturaleza también se combaten”.

Wilber cuenta de sus experiencias de meditación lo difícil que le resultó dejar atras el nivel del pensar: “Fue la tarea más espinosa que jamás haya tenido que resolver”. Pero luego entró en un nivel en que los pensamientos entran al consciente como nubes que pasan: “de forma fluyente, clara, con gracia, nada es pegajoso, nada pica o rasca”. Había superado lo que llama el complejo de Apolo.

Después, sus vivencias de meditación se hicieron más profundas, arquetípicas. Pero cuanto más progresaba en esta meditación tanto más se daba cuenta de que no lograba aquella unión en la cual ya no hay experimentador, ya no hay testigo. Un maestro Zen le explicó: “Ser testigo es el último bastión del ego”. Cuando cayó este bastión, “Ya no había ningún sujeto, ya no había ningún objeto en ningún lado del universo, sólo existía el universo. De un momento a otro apareció todo, dentro de mi y como yo, pero no hubo un yo... No había ninguna cualidad personal, habla, lógica, conceptos, motricidad, todo había desaparecido o estaba disminuido. Al contrario. Por vez primera funcionaban bien, libre de todos los mecanismos de defensa del ego separado. Este estado abierto, completamente no-dual, fue al mismo tiempo increíble y perfectamente normal, tanto que ni siquiera me percaté de él. No hubo nadie que lo comprendiera hasta que salí de él al cabo de tres horas».

La siguiente obra de Wilber, “Transformatión of Consciousness” trata otra vez, y de modo mucho más diferenciado que su primer libro, de la psicopatología y la terapia. La idea base es: la conciencia se eleva de nivel a nivel: prepersonal, personal, transpersonal. Un deseo conservador demasiado acentuado puede parar la evolución (fijación) o incluso hacerla retroceder (regresión). Si, por otro lado, la conciencia se eleva con demasida rapidez a niveles superiores, puede perder el suelo bajo los pies, si los niveles precedentes no han sido adecuadamente desarrollados, consolidados e integrados. De ello resultan los peligros y perturbaciones del desarrollo.

En cuanto a las perturbaciones de la fase prepersonal, Wilber suscribe la teoría de los neofreudianos. Son perturbaciones de la primera etapa corporal y por lo tanto deben ser tratadas a este nivel: construir la estructura deficiente del ego, delimitar las limitaciones del yo y volver a experimentar el proceso de separación e individuación, en el caso de perturbaciones narcicistas y reintegrar lo reprimido en los casos de neurosis.
En la fase personal, los conflictos son de naturaleza cognitiva: de pertenencia social, roles y normas. Es el dominio del Análisis transaccional y terapia de comunicación. Por otro lado resulta problemática la propia identidad, Wilber desearía aquí un terapeuta capaz de entablar un diálogo socrático con el cliente. En tercer lugar existe la depresión existencial. Miedo, evasión de la finalidad y la muerte. En la medida en que el yo se hace más transparente y puede liberarse de sentimientos egocéntricos, tanto más autónomo y auténtico se hace, encontrando así un sentido interior.

En el nivel transpersonal Wilber ve otra vez tres tipos de perturbaciones. Se generan, primero, en el campo del éxtásis corporal y las facultades paranormales, en el camino de los yoguis, segundo en el camino de los santos y tercero en el camino de los sabios. Las perturbaciones más espectaculares se dan en el camino de los yoguis, cuando se abren facultades paranormales que estremecen la estructura del yo. En trastornos de este nivel Wilber recomienda ejercicios de yoga, exceptuando los episiodos psicóticos en los que opta por una terapia junguiana.

El problema fundamental, en cuanto a terapia, radica en no confundir los diferentes niveles en que aparecen las perturbaciones. Frecuentemente los terapeutas formados en un estilo convencional tratan todos los conflictos desde lo prepersonal, y del mismo modo los orientados hacia lo transpersonal no tratan nunca ese nivel. Esto resulta especialmente problemático porque las personas con perturbaciones en el desarrollo temprano del yo se sienten particularmente atraídas por el yoga y las técnicas meditativas. Quieren aprender a renunciar a un yo que todavía no han desarrollado.

Wilber no es terapeuta. Marie-Louise von Franz, una de las representantes más importantes de la psicología junguiana, llama a Wilber un Tomás de Aquino moderno, que hace el balance de la suma teológica de su época. Allí resuena la admiración, pero también un poco de especticismo. Admiración porque Wilber proporciona una visión global fascinante; escepticismo porque, pese a que dentro de este sistema se hace más comprensible la evolución humana, ésta nunca se amolda perfectamente a tal definición: "los hombres son mucho menos ordenados que el sistema de Wilber. No es casualidad que admire las ciencias filosóficas de la Europa Continental, los grandes sistemáticos y sobre todo a Hegel."

El hecho de que muchos grandes físicos de nuestra época, desde Einstein hasta Heisenberg, también sean místicos, lo explica a través del símil de la caverna de Platón: todos estamos sentados dentro de una caverna, con la espalda hacia la entrada, delante de la cual hay una gran fogata. Lo que podemos reconocer son sólo sombras de las cosas reales que se mueven entre el fuego y la pared de la cueva. También en física hay ecuaciones matemáticas que representan una realidad conocida sólo por sus sombras. Durante mucho tiempo los físicos no se dieron cuenta de esto, pero los más modernos lo saben y se ocupan de lo esencial, del fuego, de la luz delante de la caverna, de la mística.

Tampoco en otros campos el precursor del movimiento transpersonal está muy entusiasmado: “El movimiento New Age es una extraña mezcla de un puñado de almas transpersonales y el resto son adictos prepersonales. Sin embargo, dice, hay una minoría creciente que intenta alcanzar una nueva conciencia: “en el actual momento de la historia, una transformación radical que haría temblar el mundo radicaría en el hecho de que cada cual evolucionara hacia un ego realmente maduro, racional y consciente, un ego que fuera capaz de participar libremente en el intercambio abierto de respeto mutuo... Con ello viviríamos realmente una nueva era... Si el holocausto nos devora a todos, esto no demostraría que la mente ha fracasado, sino, fundamentalmente, que aún no había sido completamente probada”.


Edith Zundel "Die Zeit" Traducción Sibylle Schutheiss Fuente: concienciasinfronteras.com

Física cuántica y conciencia de la realidad


Cuando miramos un árbol, decimos, "sus hojas son verdes": "mi verde". Es nuestra realidad cotidiana. Sin embargo, no somos conscientes de que el color que manifiesta el árbol es el que refleja, es el que "no quiere", el que "rechaza", pues sólo permite que penetre en su estructura celular el resto de colores del espectro visible, que es la banda de frecuencias que exige de la radiación solar para llevar a cabo la fotosíntesis. El color que muestra es sólo su autoafirmación de especie frente al ambiente que le rodea. Por tanto, ¿cuál es la realidad?, el verde que vemos o la fracción de frecuencias representadas por el resto de radiaciones del espectro que permiten al árbol seguir viviendo?.

Actualmente, los físicos se preguntan si el mundo que llamamos real es algo concreto, tal como se nos presenta, o por el contrario es la percepción holográfica de una gran cohorte de partículas elementales que se ordenan ante la inferencia humana. Si no se obtiene una percepción directa de la realidad, ¿existe tal realidad?, y especialmente, ¿si cuando dejamos de percibirla (olerla, saborearla, tocarla, mirarla, ponderarla, evaluarla, etc.), queda sólo como una sensación inconcreta que se desdibuja en el tiempo?. Por ello, las preguntas que se deben hacer, por simple asociación, son:

1. No conozco, no tengo conciencia del fenómeno, ¿luego no existe?;

2. ¿Sólo existe cuando lo percibo?;

3. Lo que percibo, ¿es el mundo real?, o ¿sólo es "mi mundo real"?;

4. Mi mundo real, ¿es solamente "mi presente"?;

5. En cada instante de mi presente, ¿se encuentra la profundidad de la eternidad?;

6.¿Puedo inmovilizar e intemporalizar ese "mi instante"?, y si es así,

7. ¿Puedo tomar conciencia de la eternidad?.

Aparentemente, son preguntas cuyas respuestas parecen ser altamente complejas. En los años 30 del siglo pasado, Einstein, Rosen y Podolsky, afrontan este problema escribiendo:" No cabe esperar ninguna definición mínimamente razonable de la realidad que nos rodea". El rol de la conciencia del observador en la creación de la realidad cuántica, se presenta como uno de los grandes retos de la física actual, ya que este observador al encontrarse aparentemente fuera del sistema cuántico que es abierto e impredecible, es incapaz de definir tal realidad y mucho menos, formularla, por lo que su interpretación no sólo no puede ser objetiva, sino que ni siquiera la alcanza el campo de la subjetividad.

Ante estos hechos, Capra, de la Univ. de California, propone una interpretación intuitiva, metafísica y mística de la esencia de la Naturaleza. Anteriormente y en la misma línea, Bohr, al exponer el constructor atómico y por ello ser nombrado caballero, elige como escudo de su blasón el esquema del yin y del yang, oriental. Schrödinger, tras sus investigaciones, acaba dando amplio crédito a la religión budista. La física de Newton ya nos permitía entrever la existencia de este problema, sin embargo, es la física cuántica la que nos puede dar algunas respuestas.

La ciencia, tal como se la define actualmente, propone un conocimiento crítico e intenta describir la realidad y explicarla mediante leyes que son proposiciones universales que establecen bajo qué condiciones se producirán ciertos hechos, permitiendo así la predicción de los fenómenos, a condición de estar despojados de sentimientos, sensaciones y emociones. La física, por un lado, nos acerca al conocimiento de los elementos materiales que constituyen la Naturaleza próxima, y por otro, intenta investigar el origen del Universo y su evolución mediante modelos analíticos teóricos, y todo ello, recurriendo a la abstracta razón de la útil herramienta de las matemáticas. Los físicos se valen de la investigación en su vertiente fundamental o aplicada, dependiendo de si son teóricos o experimentadores. En cualquier caso, el objetivo último, tal vez utópico, es el de construir un modelo capaz de resolver todas y cada una de las cuestiones que se pueden plantear desde la relatividad general y la física cuántica, unificándolas en una sola teoría. En este momento, sin embargo, no parece posible un modelo físico-teórico que contenga a la vez, las fuerzas que interrelacionan la materia con la energía (electromagnetismo, gravedad, fuerza débil o de Fermi y fuerza nuclear) y las ondas y partículas elementales cuánticas.

La física cuántica establece que las partículas elementales, constituyentes del átomo, no son elementos esencialmente reales dada su imprecisión existencial. Se pueden comportar como partículas en un momento dado y como ondas en el siguiente o en el anterior. Existen en un espacio y un tiempo que no reconoce el presente, saltan del pasado al futuro, y a la inversa. El presente material sólo es reconocido como una necesidad y una arbitrariedad de la observación humana. No obstante, contradictoriamente, las partículas elementales y las ondas exigen su derecho de ser el fundamento de la materia. Paradigma complejo y de difícil solución. La curiosidad estriba en que tanto la física relativista como la cuántica resuelven problemas siempre que no sea simultáneamente. Esta disyuntiva generó el Principio de Incertidumbre propuesto por Heisenberg, que expresa el que no hay ningún elemento que exista en un lugar y en un tiempo determinados. Por tanto, la velocidad y situación de una partícula elemental solamente se puede fijar en un instante dado (por el diagrama de Friedmann), pero nunca se sabrá que sucederá en el instante siguiente, y tampoco si actuará como tal partícula o como función de onda.

La física clásica la erigió Newton como respuesta al sentido común. La materia se puede evaluar, se precisa su posición y su comportamiento, se prevén los movimientos y velocidades, sus energías y sus resultados. Las ondas eran elementos de segundo orden en comparación con las partículas que por sí solas eran suficientes para conformar la materia. La física clásica no intuyó con la perspicacia necesaria, las posibilidades de las ondas actuando como partículas, al no conocer estos elementos subatómicos, a la vez extremadamente cercanos y lejanos, pero vinculados estrechamente a la vida de los átomos. No fue más allá del horizonte molecular.

La física cuántica teoriza sobre la constitución íntima de la "materia real" fundamentándola en dos partículas elementales: fermiones y bosones.

Los fermiones son las partículas que construyen la estructura de la materia, y se encuentran representados por los electrones, protones y neutrones. Son partículas que actúan con cierta independencia y autonomía. Los bosones son los vectores que transportan la esencia y la fuerza de la Naturaleza, facilitando la conjunción del Universo. Son partículas independientes que siempre interactúan entre sí, a veces sincrónicamente, pero que en ciertas condiciones pierden su individualidad. Esta paradoja de la interdependencia e individualidad de estas partículas fue enunciada por Einstein, Podolski y Rosen. Los bosones están constituidos por los gluones, gravitones y fotones, siempre con tendencia unívoca a la reunión dispersa.

La interrelación dinámica entre fermiones y bosones, la fundamenta, especialmente, el fotón, que al no tener carga, es su propia antipartícula. Pares de electrones y positrones pueden ser creados espontáneamente por fotones, y este proceso se puede invertir como consecuencia de su propia aniquilación. La antipartícula del electrón es el positrón. La colisión de un fotón (γ) con un electrón (e-) genera un brusco cambio en la dirección de este. El e- absorbe al γ. Luego, lo emite cambiando de nuevo su direcciσn.


Fermiones y bosones, son partículas elementales que sostienen y actúan en instantes indeterminados como funciones de onda.

Por causa de los bosones, los fermiones se mueven y se mantienen coherentes entre sí, aunque independientes, en el proceso de creación. Cuando los bosones se solapan por la afinidad generada por una información compartida resonante (concepto introducido por el autor) conllevan una determinada identidad, pero las probabilidades de existencia como tales partículas individuales, disminuyen, concretándose la materialización. A este proceso se le denomina caída de la función de onda. Esta primigenia afinidad puede hacer suponer la presencia de un inicial estado elemental de conciencia. La pérdida de la cualidad individual de los bosones, es la responsable directa de la aparición de un primer estadio de una estructura material consciente de su propia existencia.

La teoría cuántica sólo es posible expresarla en términos matemáticos y describe a la materia como una abstracción. En este sentido, la materia no ocupa ni un espacio puntual ni un tiempo determinado, se encuentra difundida y en un constante movimiento discontinuo, aleatorio e impredecible, en todo el Universo. Las partículas elementales no obedecen a leyes predeterminadas, por lo que para quien las observa en este estado inicial, resultan parecer la consecuencia de una situación caótica.

Primero Minkowski y luego su alumno Einstein, proponen los campos o planos de referencia inercial. Supongamos que un turista, que se encuentra en Sacrè Coeur, París, pregunta dónde se encuentra el edificio número 10, en la Place de Tête. Para un parisino domiciliado en esa zona le será muy fácil explicar, ya sea topológica o matemáticamente, lo que debe hacer el turista para llegar a esa exacta dirección. Sin embargo, a nadie se le ocurrirá preguntar por esa misma dirección si se encuentra a 1.000 kilómetros de altura. En todo caso preguntará dónde se encuentra Europa. Es decir, los hechos responden a determinados planos de referencia inercial. De aquí surge la relatividad, que en todo caso responde a la referencia asociada al propio observador. Es el mundo de las certezas, donde el movimiento es natural pues lo controlamos por el espacio recorrido, por el tipo de velocidad, el tiempo y la energía empleada. Sin embargo, para la teoría cuántica, no pueden existir planos de referencia, excepto los que devienen de un preciso instante dado. Es el mundo de lo impredecible, donde todo fluye, donde las partículas aparecen y desaparecen, sus movimientos son discontinuos y giran sin cesar en todas direcciones, a veces como tales partículas y a veces como funciones de onda. El espacio y el tiempo se difunden en el mundo de las partículas que circulan sin orden cronológico, se diluyen en campos de magnitudes de onda en su propio y aleatorio espacio y se complejifican en ocasiones, permitiendo la materialización, y en otros instantes invirtiendo el curso del tiempo. Las realidades cuánticas son estados potenciales.

Naturalmente, para un observador es más simple desenvolverse en el mundo de la física clásica; no podría hacerlo en el mundo cuántico, pues este observador necesita de hechos entendibles no desde la acronología. Sin embargo, los fermiones, y especialmente los electrones, sí. Es el denominado acontecimiento de reversibilidad temporal, en el que los sucesos ocurren de una manera tal, que permiten adoptar cualquier dirección en el espacio y en el tiempo. Es por esto por lo que el observador influye definitivamente en la creación de la materia, es el que le aporta conciencia a la realidad. Ello permite las dualidades onda-partícula, cuerpo-conciencia y mente-realidad, aspectos todos ellos, indisociables de la existencia. Es el observador el que crea la realidad del instante presente. Si este instante no es observado se puede generalizar diciendo que se difundirá, extinguiéndose en el tiempo. Por tanto, sólo es la conciencia del observador del suceso lo que le aporta realidad. Pero, ¿y si no se tiene conciencia de ese mismo suceso, existe en realidad?.

Las partículas elementales parecen estar aparentemente alejadas en el espacio-tiempo, pero en realidad, en un dominio subyacente, el dominio implícito cuántico, permite que se encuentren vinculadas entre sí. Según Bohm, este dominio se comporta como el patrón de interferencias de un holograma. En el dominio implícito de las frecuencias no existe el espacio, ni las distancias, y por ello, tal como dice Pribiam: "la separatividad es una ilusión construida en nuestro cerebro".

Es conocido el problema de "quién mató al gato" propuesto por Schrödinger. Pensó en quién mataría a un gato dentro de una jaula. Colocó comida en un lado y un tóxico mortal en el otro. Por delante puso un líquido radioactivo que desprendería una partícula que podría subir o bajar. Si esta partícula sube, se destapará la comida, pero si baja, destapará el veneno. Se trata de saber que le sucederá al gato. Según la ecuación del autor de este acertijo, nada físico puede decidir la suerte del gato. Al tratarse de una realidad cuántica se encuentra en un estado potencial. Vivo y muerto al mismo tiempo, en dos estados probables, solapados e interpuestos. Sólo la mirada del observador puede determinar el desenlace final.

La realidad cuántica es diferente según se perciba o no, según se observe o no.

Electrones que antes de la percepción del observador eran partículas u ondas

indefinidas e impredecibles, se transforman, como consecuencia de esa misma observación, en partículas y ondas de carácter formal, mediante unos fotones invisibles que responden a la llamada del observador como consecuencia de su experimento. El gato vivirá o morirá, concretando uno de los dos estados latentes superpuestos en el momento de la observación. Dependiendo del instante de la observación, Schrödinger lo acariciará o lo enterrará.

A partir de aquí se plantea un gran problema. ¿Qué poder virtual tiene el observador sobre la creación de la realidad?. El conocimiento de los elementos que nos rodean, parece ser el eslabón entre el mundo cuántico y la realidad común. Es decir, la conciencia del observador es la que hace realidad lo observado. Por eso, Prigogine dice: "La realidad se nos revela sólo a través de una construcción activa en la que participamos" . La ciencia, tal como se definió anteriormente, no responde a estas características quedando corta en sus objetivos, ya que su campo de actuación no contempla a la conciencia.

De acuerdo con Louis de Broglie:

"En la dimensión espacio-temporal, todo lo que para cada uno de nosotros constituye el pasado, el presente y el futuro, se da en bloque... Cada observador, a medida que su tiempo va pasando, descubre nuevas porciones de espacio-tiempo que aparecen ante él como aspectos sucesivos del mundo material, aunque en realidad, el conjunto de sucesos que constituyen el espacio-tiempo, existe con prioridad a su conocimiento de ellos"

La reducción de la probabilidad y su conversión en realidad se encuentra asociada a la actividad y "actitud" de los bosones, por lo que pueden ser considerados como los antecedentes primarios de la conciencia (Martínez de la Fe, 1991).

La conciencia está en estado latente en la materia, por lo que no es algo extraño al mundo cuántico: las partículas elementales asocian los cambios en su medio a la interferencia del observador. Existe un diálogo inexplicable entre el hombre y la partícula. Tal vez sea este "... el secreto del Viejo", tal como dijo Einstein. La conciencia brota a partir de una relación de fotones virtuales coherentemente ordenados en el sistema cuántico del cerebro.

El observador se convierte de esta manera en el espejo de la realidad, que su conciencia debe conocer y asume la dualidad: onda-partícula, cuerpo-conciencia, mente-realidad, aspectos diferentes pero todos ellos integrados en la existencia. Desde la física cuántica se puede afirmar que la realidad no es más que un holograma constituido por partículas elementales ordenadas en nuestro cerebro.

De esta forma, el hombre cuántico se convierte en la gran paradoja de la física de las partículas cuánticas.

BIBLIOGRAFÍA:

Sergio A. R. Gutiérrez Morales y Victor Smith-Agreda: "Biomedicina: Fundamentos, Práctica Clínica e Investigación", Mandala, Madrid, 2001.

Ortoli, Pharabod: "El cántico de la cuántica", Gedisa, Barna, 1987.

Dennis Flanagan: "La ciencia ante el S XXXI", Temas de Hoy, Madrid, 1989.

Danah Zohar: "La conciencia cuántica", Plaza y Janés, Barna, 1991.

Ilya Prigogine: "Entre le temps et l´eternité", Fayard, París, 1988.

Martínez de la Fe: "¿Existe lo que no vemos?", Heptada edic., Madrid, 1991.

López Royo: "Física General", Catedrático de la Facultad de Física, Universidad de Las Palmas, Islas Canarias.

Fritjof capra: "El Tao de la Física", Sirio, Málaga, 2002.

Ph. D. Sergio A. R. Gutiérrez Morales


Fuente: Monografías.com