viernes, 1 de febrero de 2008

Astrología: el Ascendente y el Medio Cielo


EL ASCENDENTE Y EL MEDIO CIELO

Dos factores que siempre son predominantes en la personalidad del individuo con el Ascendente (Asc.) y el Medio Cielo (MC). Estos dos términos se refieren a lo que se llaman los ángulos.

El Asc. se determina por el grado de la eclíptica que está saliendo (debido a la rotación de la Tierra sobre su eje por el horizonte del Este en el momento del nacimiento, visto desde un ángulo horizontal desde el lugar de nacimiento.

Debe quedar claro que el Asc. es solo un punto fijo en la carta natal. En realidad, debido a que la Tierra rota continuamente, existe un nuevo grado de la eclíptica surgiendo por encima del horizonte en cada momento del día y de la noche. El grado del comienzo, por así decirlo, es siempre el grado sobre la cúspide (división entre casas colindantes) de la primera casa de la carta natal. El Asc. es mucho más que un simple grado. Es todo el signo zodiacal que contiene el grado del comienzo. Al signo opuesto que contiene al grado que en ese mismo momento está descendiendo por debajo del horizonte occidental, se le llama Descendente (Desc.).

Se comprende fácilmente la interpretación del Asc. por parte del astrólogo si se recuerda que el Sol sale cada mañana por el Este y se pone por el Oeste cada noche, visto desde cualquier lugar de la Tierra. Lógicamente, el Sol no va a estar, de hecho, en el horizonte Este en el momento del nacimiento de cada uno de nosotros, sencillamente porque el Asc. se refiere a los grados de elevación sobre el horizonte del Este. El Sol sólo estará cerca del Asc. en las cartas de aquellos que hayan nacido cerca de la hora del amanecer, al igual que estará cerca del Desc. en las cartas de aquellos que hayan nacido al crpúsculo, cerca del MC en las de los que hayan nacido alrededor del mediodía, y cerca del Fondo del Cielo (FC) en los que hayan nacido alrededor de la medianoche.

El Asc. tiene una relación importante con el despertar de la conciencia de sí mismo en el hombre, y por lo tanto de la personalidad. En este punto se puede mencionar la analogía en la que el horizonte del Este representa el amanecer, y la oscuridad de la noche (el inconsciente) acaba de ser disipada por la luz del nuevo día.

El Asc. por lo tanto, corresponde al aspecto del hombre que llamamos “personalidad”. Carl Jung habla del término griego “persona”, que significa “máscara”, un carácter fingido llevada por un actor. Dado que el Asc. depende del horizonte del lugar de nacimiento de una persona y se determina en base a la rotación de la Tierra, se puede aclarar un hecho intreresante y de gran importancia: la personalidad o persona es una actitud adoptada, ampliamente condicionada e impresa sobre un individuo por su medio ambiente sobre la Tierra. Según cual sea el signo del zodiaco que caiga en el Asc., el individuo obtendrá las características que formarán su máscara, su posición entre su verdadera naturaleza y el mundo que le rodea. La persona es la forma que cada individuo utiliza para reajustarse y relacionarse con el mundo del exterior. Puede ser la cara que un hombre lleva mientras se proyecta en sus negocios y sus actividades sociales escondiendo gran parte de su verdadero carácter que solamente sus amigos íntimos –y, a menudo, ni siquiera ellos- saben que existe. El Asc., sin embargo, no aporta una visión completa de la Persona, sino la parte esencial de ella. También hay que darse cuenta de que la Persona no es completamente una máscara o una especie de naturaleza falsa de la cual nos escondemos. Es verdad que cuanto más sofisticados no hacemos, la Persona esconde más poderosamente nuestro verdadero ser. Sin embargo, también es a través del Asc. o de la Persona que aprendemos a diferenciar entre lo que encontramos dentro de nuestro propio ser y lo que reconocemos en los demás.

El Asc. es como la lente de una cámara: todos los otros factores de la carta se enfocan a través de él y así serán modificados en su actitud.

El Asc. siempre indica algo esencial sobre el individuo, algo que es profundamente interno y también externo. A cualquier persona le resulta virtualmente imposible actuar o expresarse en el mundo sin que entre en juego el Asc. En muchos sentidos, es la puerta mediante la cual nos conectamos de manera más directa con el mundo externo. Simboliza nuestro enfoque individual de la vida. Representa el modo en que nos fusionamos activamente con la vida cuando su energía fluye de manera espontánea.

El Asc. revela nuestra forma de sentir que somos seres únicos. Siempre denota algo especial sobre la personalidad del individuo y su actitud ante la vida, y en alguna personas el Asc. parece mostrarse primordialmente mediante una característica superficial, y en otros puede manifestarse en su personalidad en varias carcterísticas muy acentuadas del signo Asc. fácilmente reconocibles.

En cuanto al Medio Cielo, éste se refiere al grado en el que la eclíptica alcanza el punto más alto (en su ascensión sobre el horizonte) en el meridiano de cualquier lugar en un momento determinado.

Al grado opuesto al MC, que al mismo tiempo es el punto más bajo de la eclíptica por debajo del horizonte y que hace intersección con el meridiano del lugar de nacimiento, se le denomina Fondo del cielo (FC) del latín Immun Coeli.

El MC tiene una relación muy importante con respecto al establecimiento de la conciencia de uno mismo, es decir, el ego. A mediodía, la influencia del sol es la más poderosa, la luz del día es la más brillante y análogamente la conciencia está en su estado más despierto.

La definición del ego varía según los autores. Personalmente prefiero la de Jung de un punto de enfoque de la conciencia. El aspecto consciente de nosotros mismos puede compararse con la parte visible de una isla que flota en el mar. Toda la parte de la isla que está por debajo de la superficie es nuestro inconsciente. El mar en sí mismo, es el inconsciente colectivo que compartimos con toda la humanidad. La isla visible es el ego, aquella parte de nosotros mismos que se identifica y se considera un ente individual.


LA DOMINANTE

Rara vez nos encontramos con naturalezas simples, un individuo recibe múltiples influencias que inciden sobre su personalidad, carácter, temperamento, etc. Por un lado tenemos el signo solar bajo el cual nació el nativo, luego la influencia del signo Asc. y el signo del MC, los nodos lunares, los planetas retrógrados y otros factores que resulten destacado sen la carta natal. De modo que ningún individuo es un bloque de características de un determinado signo sino que reúne en sí mismo determinados rasgos y actitudes producto de varias influencias.

Por otro lado, tenemos que en primer plano de la interpretación astrologica figura la búsqueda de la fórmula astral, es decir, de la signatura del individuo. A menudo esta fórmula astra es un compuesto de varios factores. Esta signatura tiene la ventaja de ser una representación general del individuo, una construcción de conjunto que “rubirca” su actitud globan ante la vida y anuncia, por consiguiente, cierto modo de existencia concreta.

Esta “signatura” viene dada por la dominante del tema (o por las dominantes, puesto que puede haber dos o tres planetas en cabeza de lista con igualdad), es decir, por el astro que tiene la posición más privilegiada y que domina por su poder.

En el orden de las valoraciones cuantitativas, podemos referirnos a un principio simple: una una configuración cualquiera es tanto más fuerte cuando es específica del nacimiento, del cruce del lugar y del momento (tiempo y espacio) que dicho nacimiento ha marcado. Partiendo de esto, resulta evidente que una configuración que se instala durante algunos meses o algunas semanas no puede de por sí ponerse al mismo nivel ni tener la misma intensidad que la que we produjo precisamente en los diez minutos precedentes o siguientes al nacimiento. Las dos se refieren quizás igualmente al sujeto, pero la segunda le es específica, le individualiza mucho mejor que la primera.

De aquí que debamos considerar muy particularmente los elementos más movibles del cielo. Según esto, la mayor movilidad del universo depende del movimiento de rotación de la Tierra, y los aspectos más específicos se encontrarán, por tanto, unidos a los emplazamientos de los dos planos, del horizonte y del meridiano, cuyo desplazamiento promedio es de un grado cada cuatro minutos de tiempo. Todo el cielo se anima y gira en relación con estos dos planos determinantes de la individualidad. Es por ello que ya en tiempos de Ptolomeo se inclinaron a admitir que el “Dueño del nacimiento” es el astro que goza de más prerrogativas em los lugares del MC y del Asc.. De hecho, cuando un planeta se encuentra en uno de los cuatro ángulos (Asc., MC, Desc., FC) domina y señala al nacido.

Ninguna configuración, simple o compleja, escapa a esta regla, y lo que se llema dominante de un tema no es nada más que el factor más poderoso, aquel que, por poseer mayor relieve o intensidad, desempeña el papel clave. Este privilegio puede ser impartido a un simple signo zodiacal si se encuentra muy ocupado: mientras un signo se encuentre más ocupado más fuerte es (la valorización del signo se encuentra aún más intensificada por la ocupación del Asc. , del Sol, de la Luna y de los astros rápidos, que por la de los planetas lentos que permanecen largo tiempo en la misma franja zodiacal); pero incluso en un caso así, en el que un signo constituye la nota primordial, el regente de este signo noe s forzosamente el astro más preeminente, conviniendo evaluar la fórmula planetaria del tema. Así puede decirse, como regla general, que el privilegio del papel del dominante es impartido a un planeta integrado en un conjunto o a varios planetas que forman un todo complejo.

Esta dominante se encuentra ligada a la noción misma de firma, expresión de ese estilo general, de esa marca soberana que caracteriza la composición sintética de un ser y de un destino. En efecto, debido a su dominante un individuo está “firmado”; ésta es la firma de la representación general del individuo, de esa construcción de conjunto que determina su actitud global ante la vida, anunciando al mismo tiempo su modo de existencia concreta, hasta tal punto el ser forma un cuerpo con su destino. Al delinear la silueta del personaje, ésta nos permite acceder a su estructura típica, primera etapa a realizar antes de llegar asu esctructura individual, es decir a todo aquello que hace de él un ser aparte, un ser único, al margen de todo grupo humano.

2 comentarios:

UNO dijo...

Muchas gracias por compartir...!

ha sido verdaderamente muy enclarecedor.

Achernar dijo...

Gracias a ti, UNO, por leer.

Esa es la idea y la finalidad del blog: compartir.

Saludos


Achernar