viernes, 15 de agosto de 2008

La máquina del tiempo es cuestión de dinero y no de física


Aunque físicamente es posible viajar en el tiempo, las complicaciones tecnológicas y filosóficas continúan siendo insuperables. El cumpleaños de Stephen Hawking ha propiciado un encuentro de afamados físicos para hablar de este desafío científico, que sigue suscitando controversia: mientras Paul Davies asegura que la máquina del tiempo es cuestión de dinero y no de física, Hawking descarta la posibilidad de viajar al pasado en su conocida “Conjetura sobre la protección cronológica”, formulada en 1991. El debate revela el propósito de unos de construir la máquina del tiempo, al mismo tiempo que desvela la imposibilidad material de viajar a la segunda guerra mundial y el empeño de todos en descubrir la estructura causal del espacio tiempo. Por Stephen Cauchi.


Stephen Hawking, el famoso físico minusválido cuyo libro, Historia del Tiempo, puso la cosmología al alcance del gran público, cumplió 60 años el año pasado. Algunos científicos aprovecharon la oportunidad para reunirse en la Universidad de Cambridge con la finalidad de hablar del fastidioso tema del viaje en el tiempo.

“La mayoría de los físicos ven el viaje en el tiempo como algo problemático, cuando no manifiestamente imposible”, señala el profesor Matt Visser, experto en relatividad de Nueva Zelanda, refiriéndose a la paradoja según la cual un viajero del tiempo mata a su abuela cuando está durmiendo en la cuna.

Sin embargo, Visser reconoce que no hay ninguna prueba matemática que excluya la posibilidad de que un viajero en el tiempo cambie su pasado. ¿Puede estar protegida la cronología?, se pregunta. “A pesar del trabajo de una década, no sabemos nada con certeza al respecto.”

Es fácil escribir del viaje en el tiempo como lo hace la ciencia ficción. Pero la existencia de al menos un modelo detallado de máquina para viajar en el tiempo ha llevado a físicos como Hawking a elaborar una conjetura sobre la protección cronológica que descarta la posibilidad de un viaje al pasado.

De la misma forma que las leyes de causa y efecto se confunden en la paradoja de la abuela muerta en la cuna por su nieto, hay cosas en el Universo que aún no comprendemos.

Velocidad, gravedad y tiempo

Sin embargo, el viaje en el tiempo hacia el futuro, por pasos, es ya algo corriente. Las teorías especial y general de la Relatividad de Einstein, escritas en 1905 y 1916 respectivamente, mostraron que muy altas velocidades o una intensificación de la gravedad, pueden curvar el tiempo de la misma forma que lo haría una pelota sobre una lámina de goma. Cuanta más elevada es la velocidad o más intensa la gravedad, mayor es la curvatura del tiempo, más conocida como dilatación.

Los satélites orbitales, por ejemplo, recorren cinco kilómetros por segundo, lo que supone que sus relojes marcan el tiempo más despacio que los relojes que están sobre la Tierra, aumentando la diferencia horaria entre la Tierra y los satélites cuanto más tiempo pasa.

“Estos relojes sufren la dilatación del tiempo porque se mueven por el espacio y están en un punto diferente en la gravedad”, explica el Doctor Hugo Luckock, decano de la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Sydney. “Cuando los técnicos diseñan estos satélites, tienen en cuenta la dilatación de tiempo para evitar resultados incorrectos en las observaciones”, añade.

El viaje en el tiempo, tal como se muestra en las películas, es una versión extrema de esto. En la película La Máquina del Tiempo, el protagonista viaja años hacia el futuro en sólo unos minutos y ve cómo avanzan rápidamente los relojes del mundo exterior. Pero si los observadores del mundo exterior pudiesen ver el reloj de la máquina del tiempo, verían que se mueve muy despacio. Los relojes de la máquina y del mundo exterior están separados por décadas de tiempo.

Cuestión de dinero, no de física

“La teoría permite viajar al futuro desde el punto de vista de la Relatividad”, dice Paul Davies, autor de numerosos libros de divulgación científica y profesor de la Universidad Macquarie. “Es algo que depende del dinero y no de la física”, añade.

Por eso los físico-teóricos están empeñados en desenredar los misterios que representa el viaje al pasado, más que en explicar el viaje el futuro. Aunque es concebible según las teorías de Einstein, el viaje al pasado es muy discutible, ya que mientras que los viajes al futuro requieren sólo de una aceleración de la velocidad, los viajes al pasado implican proezas exóticas y dudosas de ingeniería.

Paul Davies escribió en 2001 el libro Cómo construir una máquina del tiempo en el que perfiló un modelo de viaje al pasado a partir de una variante de los agujeros negros llamada agujeros de gusano. Los agujeros negros se forman gracias a las estrellas grandes que se han extinguido y condensado.

La fabricación de una máquina para viajar en el tiempo necesita de dos agujeros negros unidos entre sí a través de un agujero de gusano, que de esta forma sería, literalmente, una puerta al pasado.

El físico norteamericano Kip Thorne fue el primero que a mediados de los años ochenta reflexionó en cómo podría fabricarse una máquina del tiempo, y Davies explicó más tarde cómo la tecnología del siglo XXI facilitaría este cometido.

Tres pasos para llegar al pasado

En primer lugar, un minúsculo agujero de gusano sería creado en un acelerador de partículas, una estructura parecida a la que posee el CERN de Suiza o al Laboratorio Brookhaven de Nueva York.

En segundo lugar, este minúsculo agujero de gusano podría ser hinchado y conservado en este estado a través de la todavía no desarrollada materia exótica, como la antigravedad.

En tercer lugar, una boca del agujero de gusano se haría girar en un acelerador de partículas hasta aproximarse a la velocidad de la luz durante una década. De esta forma, se establecería una diferencia de dilatación del tiempo entre las dos aperturas del agujero de gusano. Al juntar las dos aperturas del agujero de gusano, tendríamos una máquina para viajar al pasado.

Este modelo tiene ciertas limitaciones: el primero en viajar al pasado llegaría antes de que el agujero de gusano y su puerta de salida hubiera sido construida. Esto impide que se puedan hacer viajes, por ejemplo, a la segunda guerra mundial y explica por qué no hay entre nosotros turistas del futuro.

Además, la máquina propuesta por Davies requiere una ingeniería espectacular y plantea problemas filosóficos. “Mi dinero estaría en un proyecto que probablemente nunca podría ser construido Nunca podría estar seguro ni creo que nadie tampoco pueda estarlo”, dice Luckock.

Físicamente posible, pero...

“Nadie puede decir que según la física no es posible”, señala el doctor Leo Brewin, decano de la Facultad de Matemáticas de la Universidad Monash. “Pero el proyecto es problemático en el sentido de la escala, ya que la energía necesaria para construir agujeros de gusano es enorme y es difícil imaginar cómo podrían conseguirse”, añade.

El profesor Ray Volkas, investigador de la teoría de partículas en la Universidad de Melbourne, dijo que los desafíos de la ingeniería para construir agujeros de gusano son considerables: “la Relatividad de Einstein permite esta posibilidad sobre los agujeros de gusano, pero hay que pensar más en esto, ya que todavía hay que descubrir si realmente es posible”.

Pero aunque los obstáculos de ingeniería sean enormes, al lado de los problemas filosóficos resultan pequeños. Incluso si sólo hablamos de enviar señales al pasado, los problemas son similares.

Supongamos que la máquina del tiempo está conectada a un explosivo situado a su lado y que es capaz de destruirla si la señal correspondiente es activada. Supongamos que la señal se activa a las 3 AM, para que la máquina del tiempo sea destruida una hora antes, a las 2 AM. Si el dispositivo explota y la máquina se destruye a las 2 AM, ¿cómo se podría haber enviado la señal una hora después de la explosión? Los resultados serían absurdos.

Hasta la teoría de la Relatividad, que ha permanecido infalible durante 80 años, ha considerado la posibilidad de los viajes al pasado. Ninguna prueba ha podido excluirlos, aunque científicos de campos experimentales, como las supercuerdas o la gravedad cuántica, han encontrado algo.

Stephen Hawking ha elaborado la Conjetura de la protección cronológica que básicamente dice que estas cosas no pueden pasar porque no sabemos darles sentido, dice Brewin. La física dice que con ecuaciones matemáticas estas cosas pueden ocurrir, pero los humanos rechazamos estas posibilidades porque son absurdas.

Universos paralelos

La explicación más popular de estas paradojas es la de los universos paralelos. Esta interpretación sostiene que el Universo, tal como sugiere Gwyneth Paltrow en la película Sliding Doors, integra a miríadas de universos alternativos, lo que permite en teoría viajar al pasado y matar a la abuela en su cuna sin que surja ninguna paradoja.

En el mismo momento en que un viajero llega al pasado, el Universo se separa en muchos universos: en el que conocemos a la abuela en vida y en otros en los que ella puede sencillamente estar o no estar.

El viajero del tiempo, por el mero hecho de viajar a través del tiempo, está condenado a entrar en alguno de los universos paralelos y es incapaz siempre de reintegrarse al Universo del que partió por primera vez en la máquina del tiempo.

Conjetura de protección cronológica

No todo el mundo comparte la teoría de los universos paralelos, incluyendo Brewin: “parece complicado aceptar que cada vez que usted y yo tomamos una decisión, el Universo se divide en algo diferente para que cada cosa mantenga su consistencia... Me resulta incómodo.”

“Prefiero quedarme con la alternativa de que en cualquier viaje en el tiempo, independientemente de los cambios que se hagan, no tendrán una consecuencia en el pasado”. En otras palabras, el viaje en el tiempo es válido mientras no genere una paradoja.

De cualquier forma que se mire, el viaje al pasado es intrínsecamente insatisfactorio. Pero mientras la Conjetura sobre la protección cronológica llega a ser la tabla de salvación de los historiadores, los viajes en el tiempo seguirán despertando el interés de los físico teóricos.

“No es serio porque algunos de nosotros pensamos que vamos a construir una máquina para viajar en el tiempo”, dice Davies. “Es serio porque para nosotros es importante descubrir la estructura causal del espacio tiempo”.


Artículo publicado originalmente en The Age. Se reproduce con autorización del editor. Traducción del inglés: Eduardo Martínez. Copyright: Stephen Cauchi /The Age, Melbourne, Australia. Los enlaces que se incluyen en esta versión han sido aportados por el traductor.

http://www.tendencias21.net/index.php?action=article&id_article=68117

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