jueves, 5 de febrero de 2009

KATA UPANISHAD


KATA UPANISHAD

PRIMER ADHYAYA

(fragmentos)



PRIMER VALLI


Vagasravasa, deseoso de recompensas celestiales, entregó en sacrificio todo lo que poseía. Tenía un hijo cuyo nombre era Nakiketa.
Mientras los presentes eran entregados, la fe entró en el coraz6n de Nakiketa, que todavía era un muchacho, y pensó:


”Malditos seguramente son los mundos a donde va un hombre que ofrece en sacrificio vacas que han bebido agua, comido heno, dado su leche y son estériles.”


Aquél, conociendo que su padre había prometido entregar todo lo que poseía, y por consiguiente también a su hijo, dijo a su padre: “Estimado padre, ¿a quién vas a entregarme?” Lo dijo por segunda y tercera vez. Entonces el padre replicó enojado: “Te entregaré a la Muerte.” (El padre, por haber dicho aquello, aunque fruto de su precipitación, tuvo que ser fiel a su palabra y sacrificar a su hijo.)


El hijo contestó: “Voy a la muerte como cabeza de muchos que todavía tienen que morir y con muchos que ahora están muriendo. ¿Cuál será la obra de Yama (el soberano de los fallecidos) que hoy tiene que hacer conmigo?


”Miro al pasado y observo lo que ocurrió a los que vinieron, miro al futuro y observo lo que ocurrirá a los que tienen que venir. El hombre mortal madura como el maíz y, como el maíz, brota de nuevo.” (Nakiketa entra en la morada de Yama, donde no hay nadie para recibirle. Uno de los sirvientes de Yama le increpa así:


”El fuego penetra en las casas cuando un brahmín entra como invitado. Tal fuego solamente puede ser aplacado con una ofrenda de paz. ¡Trae agua, pues, oh Vaivasrata!"
”Un brahmín que mora en la casa de un hombre necio sin recibir nada para comer, destruye todas las esperanzas y deseos del dueño de la casa, todas sus posesiones, su honestidad, sus sagradas y buenas acciones y todos sus hijos y ganado." Yama, regresando a su casa después de tres días de ausencia, durante los cuales Nakiketa no había recibido hospitalidad de él, se dirige a Nakiketa:


”Oh, brahmín, puesto que tú, venerable huésped, has permanecido en mi casa tres días sin comer, escoge como compensación tres deseos.”Nakiketa contestó: “Oh Muerte, como el primero de mis deseos, escojo que Gautama, mi padre, permanezca calmo, bondadoso y no se enoje conmigo; de este modo podrá conocerme y saludarme cuando tú me liberes”.Yama repuso: “Por mi favor, Andalaki Aruni, tu padre, te aceptará y se comportará contigo como antes. Dormirá serenamente por la noche y la cólera no se apoderará de él cuando vea que has sido liberado de las fauces de la muerte”.


Nakiketa añadió: “En el mundo celestial no hay miedo alguno, pues tú no moras allí, oh Muerte. En ese reino nadie tiene que llegar a la vejez. Allí no hay hambre, ni sed, ni dolor. Todo es gozo en ese mundo."
”Tú conoces, oh Muerte, el sacrificio del fuego que nos conduce al cielo; revélamelo, pues mi corazón rebosa de fe. Aquellos que viven en el reino celestial alcanzan la inmortalidad; éste es, pues, mi segundo deseo.”


Yama replicó: “Cuando conozcas el sacrificio del fuego que conduce al cielo, comprende, oh Nakiketa, que con él se alcanzan los mundos infinitos, escondidos en el corazón del hombre”.


Yama entonces le enseñó a realizar el sacrificio del fuego, que es el principio de todos los mundos. Le enseñó también qué ladrillos se requieren para el altar y cuántos y cómo tienen que ser colocados. Nakiketa repitió todo tal como se le había enseñado. Entonces Mrityu complacido con él, le dijo:


”Te concedo otro deseo: El fuego del sacrificio, que te ha sido revelado, tomará tu mismo nombre."
”Aquel, pues, que realiza este rito Nakiketa y hallando la unión con los tres, cumple los tres deberes, se halla más allá del nacimiento y la muerte. Quien aprende y comprende este fuego, que nos da a conocer todo lo que ha nacido de Brahma, todo lo venerable y divino, obtiene la paz eterna.
”El que conoce los tres fuegos -Nakiketa y, conociendo los tres, prepara el sacrificio- Nakiketa rompe las cadenas de la muerte y se regocija en el mundo que se halla más allá del dolor.
”Este, oh Nakiketa -exclamó la Muerte- es tu fuego que conduce al cielo y que tú has escogido como segundo deseo. Escoge ahora, pues, tu tercer deseo.”


Nakiketa dijo: “Hay una duda que surge en mí cuando muere un hombre. Algunos afirman que su alma también muere y otros dicen lo contrario. Esto me gustaría conocer; si tú me lo muestras, éste es mi tercer deseo”.


La Muerte respondió: “En este punto incluso los dioses han dudado. No es un tema fácil de comprender. Te ruego que escojas otro deseo, oh Nakiketa, no me obligues a responderte”.


Mas Nakiketa replicó: “Ciertamente en este punto incluso los dioses han dudado. Con toda seguridad, pues, no hay otro deseo mejor que éste”.


La Muerte repuso: “Escoge hijos y nietos que vivan cien años, ganado, elefantes, oro y caballos. Escoge como morada la tierra entera y vive tantas cosechas como quieras."
”Si puedes pensar en algún deseo parecido, escoge riqueza y larga vida. Sé el rey de toda la tierra. Te concedo el goce de todos los deseos."
”Pide cualquier deseo, por difícil que sea de obtener entre los mortales, pídelo según tu deseo: bellas doncellas con carros e instrumentos musicales... Tales deseos ciertamente no son alcanzados por los hombres, solamente por aquellos quienes yo permito obtenerlos. Pide lo que te plazca, pero no preguntes acerca de la muerte.”


Nakiketa sin embargo respondió: “Estas cosas son efímeras, sólo duran hasta mañana, oh Muerte, puesto que su fuerza nace de los sentidos. Incluso la vida más larga es breve. Quédate, pues, con tus caballos y tus danzas y responde a mi deseo."
”Ningún hombre es feliz por la riqueza. ¿Acaso poseeremos riquezas cuando te tengamos que ver? ¿Acaso viviremos cuando tú reines sobre nosotros? Sólo este deseo quiero alcanzar.
”¿Qué mortal, después de conocer la liberación de la vejez gozada por los inmortales, apreciará vivir una larga vida en esta tierra, donde no existen los verdaderos placeres que nacen de la belleza y el amor?"
”Oh Muerte, dinos qué hay en la otra Vida. Nakiketa no escoge otro deseo sino aquel que es la llave del mundo de las tinieblas.”



SEGUNDO VALLI


La Muerte replicó: “El bien es una cosa, el placer otra; estas dos, teniendo fines distintos, encadenan al hombre. El hombre debe permanecer en el bien, pues el que escoge el placer, malogra su destino.
”El bien y el placer se acercan al hombre, pero sólo el sabio puede verlos y distinguirlos. Este prefiere el bien y desecha el placer, mas el necio escoge el placer y la avaricia y desecha la virtud.
”Tú, oh Nakiketa, después de considerar todos los placeres que son o parecen ser agradables, los has despreciado uno por uno. Tú no has entrado en el camino que lleva a la riqueza, donde muchos son los que perecen.
”Muy separados y conduciendo a lugares muy distintos se encuentran la ignorancia y lo que se conoce como sabiduría. Creo que tú, Nakiketa, deseas el verdadero Conocimiento, pues muchos deseos no consiguieron desviarte de tu propósito.
”Los necios moran en la oscuridad. Sabios en su propia presunción, andan en círculos, tambaleándose de aquí para allá, como ciegos guiados por ciegos.
”La otra vida nunca aparece ante los ojos del chiquillo distraído, engañado por la ilusión de la riqueza. ‘Esto es el mundo’, piensa, ‘no hay otro mundo más que éste’. No se da cuenta que caerá así una y otra vez bajo mi dominio.
”Aquello que muchos ni siquiera pueden oír, que muchos, cuando lo oyen, no lo comprenden, admirable es el hombre, si hay alguno, que puede darlo a conocer, y admirable el que lo comprende cuando un verdadero maestro se lo muestra.
”Cuando esa verdad es dada a conocer por un hombre inferior, no es fácil de ser comprendida. A menos que sea revelada por un ser perfecto, no hay forma de acceder a ella, pues es inconcebiblemente más pequeña que lo pequeño.
”Esa doctrina no puede ser obtenida por discusión; mas cuando proviene de la boca de un ser perfecto, entonces es fácil de comprender. Tú la has obtenido, pues eres ciertamente un hombre de verdadera determinación. ¡Haya siempre buscadores como tú!"


Nakiketa asintió: “Sé que los tesoros terrenales son transitorios, pues lo eterno no puede ser obtenido con cosas que no son eternas; mas yo, por medio de lo transitorio he obtenido lo que está más allá de toda transitoriedad”.


Yama respondió: “Aunque has visto la satisfacción de todos los deseos, la fundación del mundo, las infinitas recompensas de las buenas acciones, la ribera donde no hay miedo alguno, loada en todas las alabanzas, y la gran morada, has sido sabio y con firme determinación lo has despreciado todo.
”El sabio que mediante la meditación en su Ser, reconoce a Dios en el Antiguo, aquel a quien muy pocos ven, que se halla en la más profunda oscuridad y mora en lo oculto, ese sabio ciertamente está más allá del gozo y el dolor.
”El mortal que, oyendo esto, lo acoge en su corazón y lo separa de todas las cualidades, alcanzando de este modo el Ser sutil, se llena de gozo, pues ha hallado la causa de todo regocijo. La morada está abierta para ti, oh Nakiketa."


Nakiketa repuso: “Quiero que me digas lo que tú ves como ni esto ni aquello, ni efecto ni causa, ni pasado ni futuro”.


Yama respondió: “La Palabra de la que hablan todos los Vedas, buscada en ayunos y austeridades por muchos hombres, te va a ser revelada.
”Esa Palabra imperecedera significa lo más alto; el que conoce este Santo Verbo obtiene todo lo que desea.
”Esta es nuestra tabla de salvación, lo supremo de lo supremo. Quien conoce esta Santa Palabra es engrandecido en el mundo de Brahma.
”El Inteligente no nace ni muere. No brotó de nada ni nada brotó de él. El Antiguo es innato, eterno, imperecedero. No perece, aunque el cuerpo se corrompa.
”Si el que mata cree que es él quien mata, y si el que muere cree que es él quien muere, ambos no comprenden; pues ni uno mata, ni el otro muere a manos de nadie.
”El Ser, más pequeño que lo pequeño, más grande que lo grande, está escondido en el corazón de la criatura. El hombre que está libre de los deseos y el dolor, puede ver la majestad del Ser por la gracia del Creador.
”Aunque quieto, camina hasta lo lejos; aunque tendido en el suelo, llega a todas partes. ¿Quién, excepto yo, puede conocer a ese Dios que se regocija sin regocijarse?
”El sabio que conoce al Ser incorpóreo en el interior de los cuerpos, inmutable en medio de las cosas que cambian, grande y omnipotente, nunca sufre.
”Ese Ser no puede ser alcanzado leyendo los Vedas, ni tampoco ser comprendido o aprendido. Sólo aquél a quien el Ser perfecto escoge puede alcanzar su grandeza, pues el Ser ha escogido el cuerpo de ese hombre como el suyo propio.
”Pero quien no se aparte de la maldad, ni permanezca tranquilo y sumiso, jamás alcanzará el Ser, ni siquiera mediante el Conocimiento.
”¿Quién, entonces, conoce dónde está El, en quien todo desaparece y en quien incluso la muerte es absorbida?"

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen relato...gracias por compartirlo...
un saludo

Achernar dijo...

Hola, Ali:

Gracias por tu comentario.

Eliminé el chat para impedir comentarios anónimos, e igualmente hice algunos cambios para publicar comentarios en el blog.

Saludos

Jaime Riba dijo...

Hello! que tal? qe me paso bastante por tu blog! aunque no tenga tiempo para firmarte... U.U pero hoy si! :) nos vemos! chao!

Achernar dijo...

Jaime:

Gracias por tu visita.


Saludos